miércoles, 30 de abril de 2014

Comentario poético del Barroco-Soneto de Francisco Quevedo

Francisco de Quevedo-Soneto: REPRESÉNTASE LA BREVEDAD DE LO QUE SE VIVE Y CUÁN NADA PARECE LO QUE SE VIVIÓ.


“¡Ah de la vida…”! "Nadie me responde?
Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las horas mi locura las esconde.
5                         Que sin poder saber cómo ni adónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
10               hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.


ü  Vida y contexto histórico: Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, conocido como Francisco de Quevedo, nació el 17 de septiembre de 1580 en Madrid en el seno de una familia de la aristocracia cortesana. Fue el tercero de los cinco hijos de Pedro Gómez de Quevedo, que ocupó cargos palaciegos, y de María de Santibañez. Quevedo perdió a su padre a la edad de seis años, quedando bajo la tutela de su tío don Agustín de Villanueva, del Consejo de Aragón. Físicamente sufría una leve cojera por deformación de los pies y su exagerada miopía lo obligaba a llevar gafas. Cursó estudios en el colegio de la Compañía de Jesús en Madrid y en la Universidad de Alcalá (Madrid); Cuando abandonó esta primera formación, estudió teología en la Universidad de Valladolid (1601-1606), pues allí se había desplazado la Corte. En 1606 se traslada a Madrid en busca de éxito y fortuna a través del duque de Osuna que se convierte en su protector; también entabla un pleito por la posesión del señorío de La Torre de Juan Abad, pueblo de la provincia de Ciudad Real, en el que hasta 1631 gastó una gran fortuna y muchas energías. Se inició en el mundo de la literatura con obras satíricas y burlescas como La vida del Buscón llamado don Pablos, Los Sueños (1605-1622) cinco piezas cortas basadas en los desengaños que padeció en esos años. Estas obras fueron publicadas en 1631 bajo el título de Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio con un prólogo en el que arremetía contra los editores piratas y declaraba la intención de estos escritos en los que pretendía denunciar los "abusos, vicios y engaños de todos los oficios y estados del mundo". Amigo de Félix Lope de Vega y de Miguel de Cervantes, con los que formaba parte en la Cofradía de Esclavos del Santísimo Sacramento. Enemistado con el dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón, y sobretodo con Luis de Góngora, al que dirigió una serie de terribles sátiras. De su poesía se conservan casi un millar de poemas, pero sabiendo que nunca se preocupó por editarlos y que los conservados proceden de personas próximas a él, es de suponer que escribió muchos más. Cuando falleció, aparecieron en dos volúmenes Parnaso español (1648), compilado por su amigo José Antonio González de Salas, y Las tres musas (1670), llevado a cabo por su sobrino Pedro Aldrete Quevedo y Villegas. Visita Italia en 1613 al ser requerido por el duque de Osuna, entonces virrey de Nápoles, el cual le encarga importantes y arriesgadas misiones diplomáticas con el fin de defender el virreinato que empezaba a tambalearse; entre éstas intrigó contra Venecia y tomó parte en una conjura. En 1620 el duque de Osuna fue derrotado, por lo que Quevedo fue desterrado en La Torre (1620), encarcelado en Uclés (1621) y, por último, desterrado de nuevo en La Torre. En 1634 contrajo matrimonio con Esperanza de Mendoza, aunque la abandonó al poco tiempo. De nuevo se siente tentado por la política, pues ve el desmoronamiento que se está cerniendo sobre España y desconfía del conde-duque de Olivares, valido del rey, contra quien escribió algunas diatribas amargas. Debido a un asunto sobre una conspiración con Francia, es en 1639 detenido y encarcelado en San Marcos de León, donde las duras condiciones mermaron su salud. Francisco de Quevedo es puesto en libertad en 1643 y se retira a La Torre para después instalarse en Villanueva de los Infantes donde, el 8 de septiembre de 1645 fallece.

ü  Tema: Este es uno de los sonetos que narra la fugacidad de la vida, como de la lujuria y la locura se pasa al sosiego por culpa de la salud y de la edad y que culminan con la muerte del ser, poniendo fin a una vida al parecer corta.

ü  Estructura:

Ø  Externa: consta de 3 partes, en las que podemos diferenciar dos cuartetos y dos tercetos de rima consonante.

v 1ª parte: Primer cuarteto que trata de su añoranza a una vida joven y de la cuál ya solo le queda el recuerdo.

v 2ª parte: Segundo cuarteto que relata de lo rápido que ha pasado para él esta vida, “sin poder saber cómo y adónde”, y se arrepiente de cosas que no ha hecho. Hace también referencia a los recuerdos con el verso: “Falta la vida, asiste lo vivido”. En resumen, fugacidad y arrepentimiento.

v 3ª parte: Última parte a mi juicio, con los dos últimos tercetos en los que hace referencia al ayer, el mañana y el presente, del que nombra que se va sin parar, y se prepara para aceptar la muerte al sentirse un ser que “fue, y un será, y un es” cansado (último verso del primer terceto). Acaba con la muerte del ser, al que nombra como mortaja y al final como difunto.

Ø  Interna: Es un poema, un soneto climático en el que va de menos a más, ya que la complejidad del poema aumenta al final, tras un primer cuarteto sencillo en el que deja entrever la temática. Realmente se ve la temática del poema entre el segundo cuarteto y el primer terceto, con “¡Que sin poder saber cómo y adónde la salud y la edad se hayan huido!” y con “hoy se está yendo sin parar un punto” en los que expresa lamentación por el paso del tiempo. Ahí se aprecia el climax, y finaliza la intención del soneto con el último terceto en el que dice que al final, solo quedan las “presentes sucesiones de difunto”.

ü  Nivel fónico: Los dos últimos tercetos dan sensación de serenidad, con un ritmo generalmente lento en todo el soneto, con un ritmo algo más rápido en el primer cuarteto. Los dos cuartetos parecen poseer una construcción rítmica muy parecida, sin embargo, lo que transmite una armonía al poema es el primer terceto con ese juego entre tiempos de pasado, presente y futuro.

ü  Nivel morfosintáctico: En mi opinión, las oraciones principales se encuentran en el primer terceto, en concreto, en los versos 9 y 10 del soneto (primero y segundo del terceto). Los tiempos más utilizados son el presente y el pasado, prácticamente con la misma frecuencia. También se cuela algún tiempo en futuro como “será”. Habla en un tono melancólico que trata de amor hacia la vida, con menciones a los recuerdos y a una vida soñada y fugaz. Presenta además:

Ø Hipérbaton: En el tercer verso, cambia los elementos y dice “mis tiempos ha mordido” en vez de “ha mordido mis tiempos”. Lo mismo en el siguiente verso.

ü  Nivel semántico: vocabulario natural, no está cargado de cultismos, es un soneto apto para que lo pueda leer todo el mundo. Presenta diversos recursos literarios:

Ø Metáforas: en el segundo verso con “antaños” se refiere a los momentos que ha vivido. En el tercer verso, con “ha mordido” se refiere a que ha aparecido en su vida. En el último verso del primer cuarteto en “las esconde” se refiere a que las horas se pierden.

Ø Metonimia: cuando dice “pañales” en el penúltimo verso se refiere a la edad prematura del niño, a la infancia. Lo mismo pasa con “mortaja”, que se refiere al término contrario, la vejez, la muerte. Se podría considerar que también hay ahí una antítesis.

ü  Conclusión: Está claro que el autor añora una vida joven al ver que la suya que está concluyendo de manera fugaz, viendo que solo le quedan recuerdos y poco por vivir. Tiene un sentimiento triste y desconcertado acerca del tiempo y la salud que le han sido arrebatados por el paso de la vida. Tal vez, incluso, un sentimiento de enfado invade el soneto al no poder parar el paso del tiempo, de la vida; pero al final, tiene claro que nacemos y morimos, y que por lo tanto, son pasos que hay que dar en el comienzo y final de la vida.

ü  Opinión: Me ha parecido un poema bastante bueno, relata el “despertar” en el que uno se termina encontrando cuando tiene cierta edad y ve la muerte más cerca, la edad en la que poco queda por vivir y en lo más que te puedes apoyar son los recuerdos. Pasamos de los pañales a la mortaja, de los primeros dientes a las arrugas, de los primeros pasos a los últimos que podamos dar por nosotros mismos… Pasamos de ser a fue. Morimos. Este soneto lo tomo como una razón más para disfrutar del momento, de la edad que tenemos, ya que sino lo lamentaremos más tarde que temprano. Nos enseña a que sino hacemos ahora las cosas, luego no podremos, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. El tiempo pasa fugazmente y no nos damos cuenta, por eso este tipo de escritos te abren los ojos, y nos enseñan que muchas veces nos limitamos a estar con la tecnología, con el ordenador, el móvil, las videoconsolas… Y que tal vez luego podamos echar de menos no haber jugado más un partido de fútbol, baloncesto, etc. No haber corrido más, no haber salido más veces a dar una vuelta, no haber tenido más momentos con los amigos, no haber vivido tanto. Se dice que nunca es tarde para aprender, y que siempre aprendemos cosas nuevas todos los días, yo hoy he aprendido a que hay que aprovechar más la vida que tenemos y que hay que vivirla, por que sino lo hago con 16 años, cuando me quiera dar cuenta con 40, 50, 60 años o más, ya no lo voy a hacer. Carpe diem, vive la vida.



Carlos Montoya Fernández     1º BACH  CTC 

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