martes, 1 de abril de 2014

Texto narrativo.

 Un accidente curioso

Kate se puso a pensar por qué parecía que los semáforos en rojo tardaban mucho más en cambiar cuando no había tráfico. Estaba parada y estaba tardando una eternidad. Era el primer caso de la mañana para la detective. Podía haber encendido la sirena para girar directamente a la izquierda, pero el crimen hacía tiempo que se había cometido, el forense ya estaba allí y el cadáver no iba a ir a ningún lado. Aprovechó la pausa para levantar la tapa del café y comprobar si aún estaba a una temperatura bebible. El plástico barato de color blanco crujió y acabó sosteniendo la mitad de la tapa mientras la otra mitad se quedaba sobre el vaso. Kate maldijo en voz alta. Justo cuando estaba a punto de beber un sorbo, desesperada por un chute de cafeína que disipara el sueño, oyó un claxon detrás de ella. El semáforo se había puesto finalmente en verde. Cómo no.
Mientras sujetaba con mano experta el vaso para que la inercia del giro no hiciera que el café rebosara por el borde y se le cayera encima de los dedos,Kate dobló a la izquierda. Acababa de enderezar el volante al pasar por delante de un café cuando un perro apareció de repente delante de ella. Kate frenó de golpe y el café se le derramó sobre las piernas empapándole la falda, pero a ella le preocupó más el perro.
Afortunadamente no lo había atropellado. De hecho, ni siquiera se había inmutado. El perro, un pequeño pastor alemán o un cruce de husky, permaneció descaradamente en medio de la calle delante de sus narices sin moverse, girando la cabeza para mirarla. Ella le sonrió y lo saludó con la mano. Pero, aun así, siguió allí plantado. Aquella mirada la estaba poniendo nerviosa. Era a la vez desafiante e impertinente. Los ojos siniestros, hundidos bajo unas oscuras cejas y un ceño fruncido, la estaban atravesando. Mientras lo observaba, vio algo más en el perro que no encajaba, como si en realidad no fuera un perro. Era demasiado pequeño para ser un pastor o un husky y el áspero pelaje estaba oscurecido por manchas grises. Además, tenía el hocico demasiado fino y afilado. Se parecía más a un zorro.

Alba Paricio Bautista 1ºCTC

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