miércoles, 2 de abril de 2014

Texto narrativo propio.

Y sonó el despertador de lo que iba a ser un mal día, casi un mes después tocaba volver a la rutina de madrugar a diario para volver a las clases. No quería despertarme pero tanto mi madre como mi hermana insistieron en que lo hiciera.
-¡Despierta ya!- gritaba mi madre desde el otro extremo de la casa.
A duras penas logré llenarme de valor para salir de la cama, tenia el desayuno preparado encima de la mesa, como era costumbre todos los días que había clase, desayuné junto a toda mi familia. Fue un desayuno mas bien aburrido y poco animado, casi sin conversación, lo único que se oía con claridad era la televisión que como también es costumbre estaba puesta en el mismo canal y el mismo programa que todas las mañanas de los días de diario.
Después de el desayuno era hora de salir de casa en dirección al instituto, agarré  mi mochila con fuerza y baje por las escaleras hasta llegar al portal, en la puerta, como cada mañana, estaba mi compañero de clase con el que siempre mantenía conversaciones muy animadas en el camino de ida y vuelta del instituto, esta vez tocaba contarnos hasta el mas mínimo detalle de como habían sido las vacaciones.
-¡Han sido las mejores vacaciones de mi vida!- comenzó el con una voz entrecortada de la emoción.
-¿Y eso?- Le respondí 
-Nunca antes había podido disfrutar tanto como lo he hecho estas vacaciones, he visto muchos lugares nuevos, he conocido gente nueva y he disfrutado mas de la que ya conocía.
Así continuó la conversación hasta llegar a clase, fuimos hasta el segundo piso donde ya nos esperaban el resto de compañeros de clase unos con unas caras notablemente mas cansadas que otros. Entramos a clase y ahí comenzó realmente nuestra dura mañana. Era la misma clase de siempre pero la recordaba con colores mucho mas vivos, el blanco de la pared parecía cualquier color excepto blanco ya que estaba repleta de manchas de bolígrafo y rotulador, en ese momento el profesor dijo: “sacad los libros y los cuadernos, es hora de empezar la clase”. A partir de ahí el tiempo empezó a pasar mucho mas despacio, es mas, estaba totalmente seguro que se había detenido.
Tras una larga mañana de clases tocaba volver a casa. Al llegar la comida estaba ya preparada, toda la familia nos reunimos y empezamos a comer y a charlar animadamente sobre como había sido nuestra mañana, al terminar de comer limpiamos la mesa entre mi hermana y yo.
Después de hacer los deberes era momento de descansar y relajarse viendo la televisión y casi sin darnos cuenta era la hora de irse a dormir y eso hicimos.
Volví corriendo a mi cama para recargar las pilas para un largo día que también me esperaba mañana, casi sin darme cuenta cerré los ojos y dormí durante toda la noche.


Alejandro García García.

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