lunes, 31 de marzo de 2014

La Gran Estafa. Mi propia narración.



LA GRAN ESTAFA.




Octubre del 97,
Todavía recuerdo como nos disponíamos a salir del Bellagio con aproximadamente ciento cincuenta mil millones de dólares en efectivo sin que nos parara absolutamente nadie, y es que el plan, funcionó a la perfección.

Todo estaba preparado para esa noche. Si todo salía como estaba previsto, nos convertiríamos en las personas más ricas de todos los Estados Unidos.

 Varios de los miembros del equipo llevaban a cabo el reconocimiento en el Bellagio para aprender todo lo posible acerca de la seguridad, las rutinas y comportamientos del personal del casino, y el edificio en sí. Otros crearon una réplica exacta de la cámara acorazada con la que practicaron maniobras a través de sus complejos sistemas de seguridad. Durante esta fase de planificación descubrieron que mi ex-esposa era la nueva novia de Benedict, director y dueño del casino, pero aun así decidí seguir con el plan.

Once de la noche, el plan estaba en marcha, me dirigía al Bellagio para que Benedict me viera. Como yo intuía, me encerró en una habitación para que me pegaran una paliza, entonces soborné al gorila el cual me ayudo a escapar por un conducto de ventilación para después poderme reunir con mi equipo en la cámara y tras finalizar el robor poder regresar.
 En ese momento Linus se hizo pasar por un agente de la Comisión de Juego, e informó a Benedict de que Frank, uno de sus empleados, era en realidad  un ex-presidiario. Linus y Frank simularon un enfrentamiento para que Linus pudiera robar los códigos de acceso a la cámara, los cuales cambiaban cada doce horas. Éstos se encontraban escritos en un papel en el bolsillo de Benedict.

Yen que era un experto acróbata fue introducido en la cámara por los hermanos Malloy para ayudar a colocar los explosivos desde dentro. Saul introdujo los explosivos en el casino haciéndose pasar por un comerciante de armas internacional que necesitaba seguridad especial para sus objetos de valor, después fingió un infarto y fue atendido por Ryan, quien se hizo pasar por médico.

Anteriormente robamos un artefacto, una pinza lo suficientemente grande capaz de desactivar la electricidad de Las Vegas durante unos segundos. Durante este tiempo pudimos llegar a la cámara sin ser detectados. Todo estaba saliendo a la perfección, y a partir de ahora el trabajo estaba prácticamente hecho.

 Ryan llamó de forma anónima a Benedict informándole que la cámara estaba siendo saqueada y que el dinero sería destruido si no cooperaba en cargar la mitad del dinero en una furgoneta aparcada en la entrada, Benedict miró las grabaciones de las cámaras de seguridad, que confirmaban lo que decía Ryan. Él colaboró en el transporte del dinero, pero ordenó a sus hombres que siguieran nuestra furgoneta, al mismo tiempo llamó a un equipo de Swat para que protegieran la cámara y la otra mitad del dinero aunque se produjo una explosión acabando con la cámara y con todo lo que tenía dentro.
  
En este momento Benedict se dio cuenta que esto era un montaje, las imágenes que había observado con anterioridad eran un flashback ya grabado antes, mientras tanto el resto del grupo se hacía pasar por miembros del Swat  y sacaba el dinero del casino.

 Benedict fue a la habitación donde me había encerrado y allí me encuentra recibiendo una paliza de la persona a la que yo había sobornado, sin ninguna posibilidad de relacionarme con el robo que habíamos realizado en su casino suponiéndonos el robo perfecto.



Gema Magán Cano 1CTC.




domingo, 30 de marzo de 2014

Estrellas que se apagan.

Ahora se preguntaba, sin quererse responder, cómo podía alguien tan grande caber en algo tan pequeño. Tocó la madera del ataúd y se sintió estremecer.

Todo había comenzado con una llamada un viernes al mediodía. La chica de rubios cabellos dejó caer la cuchara en la sopa y se levantó a contestar.
'El abuelo se muere, cariño' le dijo la voz desarmada de su madre.
Los ojos de Carolina se quedaron fijos en la pared, la voz del teléfono seguía hablando pero ella era incapaz de responder. Colgó. No podía ser, se repetía una y otra vez. 
Los ojos se le encharcaron y su respiración agitada hacía parecer que se ahogaba en ellos. Un escalofrío le recorrió desde la punta de los pies hasta el cuello, por fin reaccionó. Pero no de la manera esperada.
Carol dejó la mesa puesta, buscó las llaves y se marchó, dejando la casa vacía con cinco llamadas en el contestador.
El cielo encapotado amenazaba con caer, el viento era cortante; a pesar de todo, echó a correr, avanzaba deprisa mirando sus pies, no le importaban las personas, ni sus miradas incomprensivas. Tampoco le importó el desconcierto de sus padres al verla aparecer, con restos de tormenta en su cara, y afuera sin llover.
Lo único que quería era ver a su abuelo, no se lo creía, todavía no.
Su abuelo en realidad ya no iba a volver, y se dio cuenta en cuanto cruzó el umbral de la puerta. Se rompió su esperanza, se rompió su valor.
La escena era desbordante. 
En una habitación pequeña, pintada con cal, destacaba una cama de hierro al fondo, y una silla a su lado con la hermana de su abuelo; nada más en la habitación, nada excepto ella, que con pasos inseguros avanzaba hacia el hundido colchón.
Llegó, y sus manos se tornaron heladas y su rostro perdió color. Aquel no podía ser su abuelo, apenas era una sombra de lo que ella vio, apenas levantaba el pecho al respirar, y sonaba como el batir de alas de un estornino.
Sedado, con los ojos cerrados, la piel más arrugada que nunca, llevaba días sin comer, y cuando ella tomó su mano sintió sus huesos, delicadamente los recorrió con la yema de sus dedos, sintiéndolo frágil, sintiendo el sudor.
Porque el sudor frío de la muerte lo envolvía, aunque Carol no lo llegar a adivinar, y ella únicamente se sentó a su lado en el suelo, y gritó en sollozos que no se fuera, que volviera con ella, que lo llevaría a pasear a la avenida, que le compraría los domingos su cupón, que prepararía con él en primavera la huerta y que le iría a ver en su graduación.
Pero su abuelo no escuchaba.
Y fue un instante, abrió sus ojos grises, las miró a las dos, a ella y a su hermana, y los cerró.

Ya no respiraba. Paró su corazón.

La pequeña Carolina rompió a llorar, y temblaba, y combulsionaba, y gritó y se desplomó, y no le pudieron hacer marchar. 
El que primero marchó fue su abuelo en una caja, ella quedó sola con la muerte en la habitación un rato más.

Ainhoa Esteve Alcaraz

Una nueva mujer. Mi propio relato.



                                                         UNA NUEVA MUJER 





Enero de 1995, Desayuno con Diamantes era la mejor opción para aquella tarde lluviosa y triste, bueno, todo hay que decirlo y es que desde que mi marido murió, llevaba tiempo sin salir de casa, encerrada en mi cuarto e intentando buscar un sentido a mi vida.
 Lloraba y lloraba desconsoladamente, me preguntaba por qué me había ocurrido eso a mi, yo era una mujer sencilla, alegre, a la que le encantaba salir a disfrutar de la naturaleza con un buen libro, o simplemente a sentarme sobre aquella hierba con Patrick, mi marido.
En cambio estaba ahí sentada comiendo gelato y con un vacío inmenso en mi interior.
Desde hacía mucho tiempo me había dado cuenta que mi vida había cambiado, que yo había cambiado , pero no había hecho nada para remediarlo, entonces algo en ese momento me incitó a fijarme en la película  que tenía delante ; una mujer llena de estilo, elegancia ,  una fantástica cineasta estadounidense en plena época dorada de Hollywood  y un gran icono de la moda; Audrey Hepburn, y entonces  pensé: ¿por qué alguien que tuvo una vida difícil, en plena Segunda Guerra Mundial, pudo lograr ser quien era a pesar de todas las adversidades que se le presentaban, y en cambio, yo seguía ahí sentada en ese sofá sin encontrarle un sentido a mi vida?
 No se si esa doble idea que se me pasó por la cabeza fue la mejor que se me había ocurrido nunca, pero en su momento me llenó, se me formó una sonrisita en la cara y me sorprendí,  hacía años que no sonreía.
La primera idea  fue comenzar a dejar el pasado, y, ¿cómo?, pues escribiendo, escribiendo todas y cada una de las cosas que me habían atormentado la cabeza esos meses, describiendo tanto a mi marido, tanto como me sentía en cada momento. De una manera u otra sabía que eso me iba a relajar, ¡sí!, poner tus pensamientos sobre papel era una buena forma de salir adelante.
La segunda no iba del todo con mi personalidad sencilla y recatada, pero decidí empezar a cuidar mi estilo y mi apariencia, puesto que Audrey era un gran ejemplo a seguir  y también disponía de una moderada fortuna, cogí aquellos Louboutin que tenia en mi armario para esa gran fiesta a la que iba a acudir con Patrick, pero…un momento… ¡Oh no, la fiesta era ese mismo día!
Me sentí deprimida por un momento pero era la oportunidad perfecta para demostrarme que podía cambiar y que podía ir a esa fiesta sin mi marido. Me armé de valor, y me puse esos zapatos de diez centímetros por lo menos, un vestido precioso al más puro estilo francés y unas gotitas de Channel nº5.
Salí a la calle en dirección a aquella fiesta con paso decidido. Cada paso que daba, más segura me sentía de mi misma, y donde en mi diario, cada letra que escribía era un recuerdo, una lágrima y un adiós a aquellas ansiedades y tristezas que tanto me invadieron durante esos años. Era una nueva mujer.




Macarena Serrano Felipe   1º CTC.

Texto narrativo: cuento "El libro de arena" de Borges

EL LIBRO DE ARENA   (JORGE LUIS BORGES)


La línea consta de un número infinito de puntos; el plano, de un número infinito de líneas; el volumen, de un número infinito de planos; el hipervolumen, de un número infinito de volúmenes... No, decididamente no es éste, more geométrico, el mejor modo de iniciar mi relato. Afirmar que es verídico es ahora una convención de todo relato fantástico; el mío, sin embargo, es verídico.

Yo vivo solo, en un cuarto piso de la calle Belgrano. Hará unos meses, al atardecer, oí un golpe en la puerta. Abrí y entró un desconocido. Era un hombre alto, de rasgos desdibujados. Acaso mi miopía los vio así. Todo su aspecto era de pobreza decente. Estaba de gris y traía una valija gris en la mano. En seguida sentí que era extranjero. Al principio lo creí viejo; luego advertí que me había engañado su escaso pelo rubio, casi blanco, a la manera escandinava. En el curso de nuestra conversación, que no duraría una hora, supe que procedía de las Orcadas.

Le señalé una silla. El hombre tardó un rato en hablar.
Exhalaba melancolía, como yo ahora.

-Vendo biblias -me dijo.

No sin pedantería le contesté:

-En esta casa hay algunas biblias inglesas, incluso la primera, la de John Wiclif. Tengo asimismo la de Cipriano de Valera, la de Lutero, que literariamente es la peor, y un ejemplar latino de la Vulgata. Como usted ve, no son precisamente biblias lo que me falta.

Al cabo de un silencio me contestó:

-No sólo vendo biblias. Puedo mostrarle un libro sagrado que tal vez le interese. Lo adquirí en los confines de Bikanir.

Abrió la valija y lo dejó sobre la mesa. Era un volumen en octavo, encuadernado en tela. Sin duda había pasado por muchas manos. Lo examiné; su inusitado peso me sorprendió. En el lomo decía Holy Writ y abajo Bombay.

-Será del siglo diecinueve -observé.

-No sé. No lo he sabido nunca -fue la respuesta.

Lo abrí al azar. Los caracteres me eran extraños. Las páginas, que me parecieron gastadas y de pobre tipografía, estaban impresas a dos columnas a la manera de una biblia. El texto era apretado y estaba ordenado en versículos. En el ángulo superior de las páginas había cifras arábigas. Me llamó la atención que la página par llevara el número (digamos) 40.514 y la impar, la siguiente, 999. La volví; el dorso estaba numerado con ocho cifras. Llevaba una pequeña ilustración, como es de uso en los diccionarios: un ancla dibujada a la pluma, como por la torpe mano de un niño.

Fue entonces que el desconocido me dijo:

-Mírela bien. Ya no la verá nunca más.

Había una amenaza en la afirmación, pero no en la voz.

Me fijé en el lugar y cerré el volumen. Inmediatamente lo abrí.

En vano busqué la figura del ancla, hoja tras hoja. Para ocultar mi desconcierto, le dije:

-Se trata de una versión de la Escritura en alguna lengua indostánica, ¿no es verdad?

-No -me replicó.

Luego bajó la voz como para confiarme un secreto:

-Lo adquirí en un pueblo de la llanura, a cambio de unas rupias y de la Biblia. Su poseedor no sabía leer. Sospecho que en el Libro de los Libros vio un amuleto. Era de la casta más baja; la gente no podía pisar su sombra, sin contaminación. Me dijo que su libro se llamaba el Libro de Arena, porque ni el libro ni la arena tienen principio ni fin.

Me pidió que buscara la primera hoja.

Apoyé la mano izquierda sobre la portada y abrí con el dedo pulgar casi pegado al índice. Todo fue inútil: siempre se interponían varias hojas entre la portada y la mano. Era como si brotaran del libro.

-Ahora busque el final.

También fracasé; apenas logré balbucear con una voz que no era la mía:

-Esto no puede ser.

Siempre en voz baja el vendedor de biblias me dijo:

-No puede ser, pero es. El número de páginas de este libro es exactamente infinito. Ninguna es la primera; ninguna, la última. No sé por qué están numeradas de ese modo arbitrario. Acaso para dar a entender que los términos de una serie infinita aceptan cualquier número.

Después, como si pensara en voz alta:

-Si el espacio es infinito estamos en cualquier punto del espacio. Si el tiempo es infinito estamos en cualquier punto del tiempo.

Sus consideraciones me irritaron. Le pregunté:

-¿Usted es religioso, sin duda?

-Sí, soy presbiteriano. Mi conciencia está clara. Estoy seguro de no haber estafado al nativo cuando le di la Palabra del Señor a trueque de su libro diabólico.

Le aseguré que nada tenía que reprocharse, y le pregunté si estaba de paso por estas tierras. Me respondió que dentro de unos días pensaba regresar a su patria. Fue entonces cuando supe que era escocés, de las islas Orcadas. Le dije que a Escocia yo la quería personalmente por el amor de Stevenson y de Hume.

-Y de Robbie Burns -corrigió.

Mientras hablábamos, yo seguía explorando el libro infinito. Con falsa indiferencia le pregunté:

-¿Usted se propone ofrecer este curioso espécimen al Museo Británico?

-No. Se le ofrezco a usted -me replicó, y fijó una suma elevada.

Le respondí, con toda verdad, que esa suma era inaccesible para mí y me quedé pensando. Al cabo de unos pocos minutos había urdido mi plan.

-Le propongo un canje -le dije-. Usted obtuvo este volumen por unas rupias y por la Escritura Sagrada; yo le ofrezco el monto de mi jubilación, que acabo de cobrar, y la Biblia de Wiclif en letra gótica. La heredé de mis padres.

-A black letter Wiclif! -murmuró.

Fui a mi dormitorio y le traje el dinero y el libro. Volvió las hojas y estudió la carátula con fervor de bibliófilo.

-Trato hecho -me dijo.

Me asombró que no regateara. Sólo después comprendería que había entrado en mi casa con la decisión de vender el libro. No contó los billetes, y los guardó.

Hablamos de la India, de las Orcadas y de los jarls noruegos que las rigieron. Era de noche cuando el hombre se fue. No he vuelto a verlo ni sé su nombre.

Pensé guardar el Libro de Arena en el hueco que había dejado el Wiclif, pero opté al fin por esconderlo detrás de unos volúmenes descalabrados de Las mil y una noches.

Me acosté y no dormí. A las tres o cuatro de la mañana prendí la luz. Busqué el libro imposible, y volví las hojas. En una de ellas vi grabada una máscara. En ángulo llevaba una cifra, ya no sé cuál, elevada a la novena potencia.

No mostré a nadie mi tesoro. A la dicha de poseerlo se agregó el temor de que lo robaran, y después el recelo de que no fuera verdaderamente infinito. Esas dos inquietudes agravaron mi ya vieja misantropía.

Me quedaban unos amigos; dejé de verlos. Prisionero del Libro, casi no me asomaba a la calle. Examiné con una lupa el gastado lomo y las tapas, y rechacé la posibilidad de algún artificio. Comprobé que las pequeñas ilustraciones distaban dos mil páginas una de otra. Las fui anotando en una libreta alfabética, que no tardé en llenar. Nunca se repitieron. De noche, en los escasos intervalos que me concedía el insomnio, soñaba con el libro.

Declinaba el verano, y comprendí que el libro era monstruoso. De nada me sirvió considerar que no menos monstruoso era yo, que lo percibía con ojos y lo palpaba con diez dedos con uñas. Sentí que era un objeto de pesadilla, una cosa obscena que infamaba y corrompía la realidad.

Pensé en el fuego, pero temí que la combustión de un libro infinito fuera parejamente infinita y sofocara de humo al planeta.

Recordé haber leído que el mejor lugar para ocultar una hoja es un bosque. Antes de jubilarme trabajaba en la Biblioteca Nacional, que guarda novecientos mil libros; sé que a mano derecha del vestíbulo una escalera curva se hunde en el sótano, donde están los periódicos y los mapas. Aproveché un descuido de los empleados para perder el Libro de Arena en uno de los húmedos anaqueles. Traté de no fijarme a qué altura ni a qué distancia de la puerta.

Siento un poco de alivio, pero no quiero ni pasar por la calle México.
                                                                  
TEXTO NARRATIVO:

Este relato corresponde a un texto narrativo. Es un cuento d Jorge Luis Borges donde narra la historia que le sucedió con un hombre extranjero que vendía libros, este le enseño un libro llamado El libro de la arena el cual no tenia ni principio ni fin y sus dibujos desaparecían. Borges compró este libro pero con el paso del tiempo se obsesionó tanto con este libro que tuvo que esconderlo en un lugar donde nadie lo encontrara jamás.

ELEMENTOS DE ESTE TEXTO NARRATIVO:

El narrador de este texto esta en primera persona.
En este relato hay dos personajes el propio narrador que es el personaje principal y el vendedor que es el personaje secundario, ambos son personajes planos.
El argumento es la historia que le sucede a Borges con ese misterioso libro.
El espacio se supone, según dice el propio narrador, que es un espacio real.
El tiempo de la narración transcurre a lo largo de varios días.
Estructura:
     Planteamiento: corresponde al primer párrafo.
     Nudo: va desde el segundo párrafo hasta "Declinaba el verano"
     Desenlace: desde "Declinaba el verano" hasta el final del cuento.
  El orden del cuento es cronológico, va contando los hechos según ocurren en el tiempo aunque en la introducción dice que son hechos que ocurrieron en un pasado.

El estilo narrativo que predomina en el cuento es el estilo directo aunque hay algunos verbos en estilo indirecto.
En el cuento predominan los verbos en pasado(dijo, contestó...).

                                                     ANA MOLINA GOMARIZ   1ºCTC

Texto Narrativo.

Tardes lluviosas…

Estaba sentada en el escritorio, con una taza de café en mis manos, oyendo el repiqueteo del agua en los cristales. De vez en cuando pasaba alguien corriendo por delante de mi ventana, debido a la abundante lluvia que caía sin descanso. El viento agitaba los árboles y la noche cubría el cielo antes de lo esperado, llenándolo todo de una oscuridad que dejaba tras de sí sombras con tenebrosas figuras. Mucha gente decía que este tiempo no les gustaba nada, que les ponía triste, que el gris del cielo y los tonos apagados de todo lo que te encontrabas por la calle y sin un alma que la pisase, les deprimía. Sin embargo, a mí, días como estos me recuerdan a cuando estaba con mis abuelos en su casa, en el pueblo. Nos solíamos poner en frente de la chimenea, de manera que notábamos como el calor nos cubría. Era una sensación muy relajante. Siempre me encontraba con un libro entre las manos, dejando volar mi imaginación a la Edad Media, a la época de la guerra, a los calurosos días de verano, en la playa… No había mejor manera de pasar una tarde lluviosa de invierno que en la casa de mis abuelos. Rara vez he vuelto a notar esa sensación. Desde que mis padres se divorciaron y mi madre me trajo a este rincón abandonado, que se hace llamar pueblo  pero no da la sensación de ser ni siquiera una aldea, donde apenas llega la electricidad y el colegio más cercano está a veinte kilómetros. Desde entonces, los días de lluvia se resumen en horas tirada en el sofá, viendo alguna serie de televisión o una película y poco más. Sin embargo le doy vueltas a mis recuerdos para poder revivir esos momentos una y otra vez. Cierro los ojos y vuelvo a oír a mi abuela tocando el piano, la pieza que tanto le gustaba y me la repetía desde pequeña. Sigo centrándome en eso porque no me quiero contagiar de la tristeza general que crea este tipo de días, a mí siempre me traerán buenos recuerdos.


Sara Moreno López
Trabajo I

Relato  propio:    EL Cedro rojo 

 Era un caluroso día de verano en Filmur, un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad, conocido por sus verdes colinas y refrescantes árboles. A la sombra de  un cedro rojo descansaba una niña abrazada con fuerza a su osito de peluche, un poco sucio y viejo. Ella se llamaba perla y su acompañante William Bel Robert.
La pequeña Perla tenía  el pelo rojo y rizado a la altura de los hombros, su piel blanca y delicada resaltaba sus grandes ojos azules y su dulce sonrisa. Se observaba en ella una diminuta herida en el labio y  un par de moratones en los  brazos. Aunque Perla era una buena chica, tierna, simpática y muy inteligente siempre estaba sola, bueno “sola”, solía estar acompañada por su amigo William.
 A diferencia de otras tardes, hoy había perdido la noción del tiempo, eran las cuatro y cuarto de la tarde y  llegaba con media hora de retraso a casa de su padrastro Phil.
Al entrar en casa, Phil estaba muy enfadado y empezó a gritarla.
-                        -  ¿Quién te piensas que eres, la reina de la casa?- gritaba.
-                         -  No Phil…- susurró titubeando- es que… estaba visitando a papá.
 -¿Y quién te ha dado permiso para que fueras? Dijo, mientras la cogía fuertemente por el brazo
- Pero… Phil es mi padre, le echo de menos- decía entre sollozos.
- El hace mucho que ha muerto, y ahora tu padre soy yo y vas a aprender a respetarme- y le da una bofetada.
Con lágrimas en los ojos Perla sale corriendo de su casa con  William en sus brazos, no podía parar de pensar en aquella bofetada. Después de correr y correr se da cuenta de que se encuentra en la colina donde solía llevarla su padre.
Se echa en el césped bajo un gran árbol y a su mente vienen imágenes de su padre y  todas las aventuras que  vivieron. De repente escucha una voz que  le resulta dulce y familiar, esta le dice:
-                      -  Cariño seca esas lagrimas, vales demasiado para que ese hombre te haga llorar,        eres una niña muy fuerte y tienes que demostrárselo.
-                        - Pero… papá, Phil me da miedo,  no sé de que es capaz- dice mientras se seca las         lágrimas de sus ojos.
-                       - Pequeña yo nunca dejaría que te hiciera daño, siempre estaré aquí para                      protegerte.
-                       - Papá te echo de menos – dice mientras se pone en pie y lo busca ansiosamente          con la mirada.
Se escucha a lo lejos – y  yo a ti me pequeña.
Perla corre hacía una sombra que se desvanece en el horizonte, dejando atrás a su oso, pero cuanto más avanza más lejana parece la figura de su padre.
-         ¡No te vayas papá! - grita mientras torpemente se tropieza con una raíz que sobresale.
El sobresalto de la caída le hace despertar bruscamente, y se descubre a si misma abrazada a William Bel Robert bajo el cedro rojo.


Fin


                                             Sacha Nicol Basto Guio 

TEXTO NARRATIVO

El marido tuerto
Narración VI - El heptamerón

Margarita de Navarra
Sutileza de una mujer que hizo evadirse a su amigo cuando su marido, que era tuerto, iba a sorprenderles
 
Hubo una vez cierto mayordomo de Carlos, el último duque de Alençon, que había perdido un ojo y estaba casado con una mujer mucho más joven que él, y a quien su señor y su señora amaban tanto como merecía por el puesto que ocupaba en su casa; y no podía ir tan frecuentemente como hubiera querido, a ver a su mujer. Esto dio ocasión a que ella olvidara su honor y su conciencia y se enamorase de un hidalgo, amores que a la larga hicieron tanto ruido que el marido acabó por enterarse, pero no podía creerlo por las grandes muestras de afecto con que su esposa lo recibía.
Aun así, un día, pensó que debía hacer una prueba y vengarse, si podía, de quien le hacía tal afrenta. Para conseguirlo fingió que se iba a cierto lugar próximo para dos o tres días. Creyéndose que había ido, su mujer envió a buscar a su amante, y no habría pasado ni media hora cuando llegó su marido, que llamó fuerte a la puerta. Ella, conociéndolo, advirtió a su amante, que hubiera querido estar en el vientre de su madre y que maldecía de ella y del amor, que lo habían colocado en semejante peligro. Aquélla le pidió que no se preocupase y que ella encontraría el modo de hacerle salir sin vergüenza ni daño y que se vistiese lo más rápidamente posible.
Mientras tanto, el marido llamaba a la puerta y gritaba tan alto como podía. Ella fingía que no lo conocía y gritaba al criado:
-¿Por qué no os levantáis y vais a hacer callar a los que llaman a la puerta? ¿Son éstas horas para venir a molestar a casa de gentes de bien? ¡Si mi marido estuviera aquí ya os guardaríais!
El marido, al oír la voz de su mujer, la llamó lo más alto que pudo:
-Esposa mía, abridme. ¿Me vais a hacer permanecer aquí hasta el amanecer? -y cuando vio que su amigo estaba en condiciones de salir, abrió la puerta y empezó a decir a su marido.
-¡Oh, esposo mío!, qué contenta estoy de que hayáis venido; estaba soñando algo maravilloso como no se puede imaginar. Soñaba que habías recuperado la vista de vuestro ojo -y abrazándolo y besándolo lo cogió por la cabeza y tapó el ojo bueno mientras le preguntaba:
-¿No veis mejor que de costumbre? -y mientras no veía ni gota hizo salir a su amigo, lo que el marido sospechó y le dijo sin poderse contener:
-Mujer, nunca más estaré a tu acecho, pues queriendo engañarte he recibido el engaño más fino que nunca se ha inventado. Dios quiera castigarte, pues no hay hombre que pueda dar órdenes a la malicia de una mujer si no es matándola. Pero ya que el buen trato que te he dado no ha podido servir para tu enmienda, puede ser que el despecho que te demostraré de hoy en adelante te castigará.
Y diciendo esto se fue y dejó a su mujer muy desolada.
Mas después, por oficios de parientes, amigos, excusas y lágrimas, aún volvió a su casa junto a ella.
FIN



AUTORA:

MARGARITA DE NAVARRA

Reina consorte de Navarra; hija de Carlos de Orleáns, conde de Angulema, y de Luisa de Saboya siendo por lo tanto hermana de Francisco I de Francia.
Nació en Angulema el 11 de abril de 1492. A los cuatro años perdió a su padre Carlos VIII. Fue educada por su madre, que le dio una compleja educación sobre todo lingüística, ya que aprendió español, italiano, latín, griego y hebreo. Era según testimonios, además, bella, noble, afable y simpática. En 1509 casó con Carlos III, duque de Alençon y condestable de Francia; enviudó en 1525. Llegó a ser el centro de la corte de Francia. Cuando Francisco I cayó prisionero de los españoles no dudó en trasladarse a Madrid, a la corte de Carlos V, para negociar la libertad de su hermano. En 1527 volvió a casarse, esta vez con Enrique II de Albret, rey legítimo de Navarra. Entre los años 1521 y 1524, Margarita se identificó con un movimiento místico fundado en las proximidades de París, y desarrolló una extensa correspondencia con Guillermo Briqonnet, correspondencia que acabó de publicar (en su primera parte) Cristina Marteau y Miguel Veissiere.
En 1525, Margarita publica su primera obra, El Diálogo, en forma de extraña visión nocturna, y de extraordinariamente difícil interpretación. Dadas sus simpatías por los protestantes su casamiento no fue bien visto entre los católicos. En sus castillos de Pau y Nérac se relacionaba con los humanistas sospechosos de herejía e incluso con Calvino. Sus inquietudes le llevaron a escuchar a diversos filósofos y teólogos con preferencia sobre los escolásticos. Su hermano Francisco I llegó a reprocharle su conducta pero no su esposo Enrique. Margarita prosiguió su obra literaria con su escrito Le miroir d'une âme pécheresse (1531) que condenó la Facultad de Teología en 1532. Esto dio lugar a que el colegio de Navarra de París representara una obra cómica misógina en que se hacía burla y ponía en ridículo a una mujer entregada a disertar sobre herejías. En represalia real, el colegio fue tomado a viva fuerza, encarcelados sus directores y encerrado en prisión Beda, síndico de la Facultad de Teología. Incluso se obligó al rector a que retirara la condena del libro de Margarita. Juan Oria, erudito estellés autor de una tesis sobre Margarita, desenmascara en su trabajo la acusación de protestantismo esgrimida por la Corte española contra la reina navarra:
"a lo largo de toda la obra de Margarita de Navarra no se refleja en absoluto una temática de tipo protestante, aunque también es cierto que reformadores como Calvino se llegaron a refugiar en la corte de Navarra (1534). No obstante, pronto tuvo que abandonar la corte a causa de sus ideas intransigentes. Al pueblo de Navarra, al de los dos lados de la frontera, se le trató de hacer creer entonces, y se le ha venido explicando a lo largo de la historia, que la reunificación fue imposible por la presunta amenaza del protestantismo. Sin embargo, este peligro fue la estratagema utilizada por el entonces emperador Carlos V para retener y consumar la ocupación del territorio de Navarra. Y por su lado, el rey Francisco I decidió mantenerse al margen de la cuestión, puesto que no le convenía sacrificar sus intereses en Italia. Sacrificando la reunificación del Reino, los Albret no se cansaron de maniobrar hasta conseguir que Enrique IV entrara en Notre Dame de París, donde fue coronado rey de Francia, y donde según la leyenda llegó a decir aquella pragmática frase de "París bien vale una misa". Para Navarra se perdió una ocasión muy favorable de reunificación y en vista del fracaso de sus gestiones, Margarita decidió retirarse desilusionada en su Reino de Navarra, donde dedicó sus últimos días (1493-1549), a la composición y recopilación de su importante obra literaria".
Margarita murió en Odos-en-Bigorre el 21 de diciembre de 1549. Dos años antes de morir se publicó Marguerites de la Marguerite de princesses (1547), pero la obra cumbre y más célebre es su famoso Heptameron des Nouvelles de tresillustre et tresexcellente Princesse Marguerite de Valois, Royne de Navarre, remis en son vray ordre, confus auparavant en su première impression; et dedié à tres illustre et tresvertueusse Princesse Jeanne, Royne par Claude Gruget, parisien (1559). El título de su primera edición fue Histoire des amants fortunés dediés à très illustres Princesse Madame Marguerite de Baurbon, duchesse de Nivernois (1558).
Fueron también famosas otras obras suyas como Contes et nouvelles(Amsterdam, 1698), Lettres de Marguerite d'Angouléme (París, 1641-42). Sus obras completas fueron publicadas en 1852. Cuando se consideraba definitiva la obra de Margarita, Abel Lefranc encontró en la Biblioteca Nacional 12.000 versos inéditos que componían dos obras dramáticas, Trop Prou y Mont de Marsan, diez epístolas y dos poemas, La Navire y Les Prisons, y buen número de canciones que se publicaron bajo el título Les derniéres poésies de Margarite de Navarre (1896). Del Heptameron se han hecho sucesivas ediciones por toda Europa. VeáseHeptameron. Oria concluye, refiriéndose a esta literata renacentista neoplatónica, que, por su tolerancia, extraordinaria preparación cultural, sensibilidad y afán de ayudar a todos los movimientos científicos, poéticos, filosóficos y religiosos de vanguardia de la época, Margarita de Navarra está considerada por muchos historiadores como "la Médicis del Renacimiento en Francia".






ELEMENTOS DE LA NARRACIÓN:

-Narrador:
El narrador (quien cuenta los hechos), es un narrador en tercera persona ausente, ya que únicamente ve lo que sucede, y no penetra en los pensamientos y sentimientos de los personajes.

-Personajes:
Los personajes principales son los que componen el matrimonio, es decir, el mayordomo del duque Carlos (el marido tuerto),  y su mujer. A su vez, el primero sería el protagonista y la segunda, la antagonista.
Los personajes secundarios serían los duques, el criado y el amante de la mujer.
La mujer sería un personaje redondo, ya que, cuando es descubierta con su amante, ella escarmienta y no le será de nuevo infiel a su marido (se supone), sin embargo el resto de personajes son planos ya que siguen igual tanto al principio como al final de la historia.
Sin embargo, el marido sería un personaje tipo, ya que es un poco ingenuo porque  no se cree que su mujer le pueda ser infiel, y cuando se entera, acaba perdonándola.

-Argumento:
Una mujer le es infiel a su marido y cuando este la sorprende, ella intenta engañarlo tapándole el ojo bueno (ya que es tuerto), pero, sin embargo sospecha y los pilla.

-Tema:
Sutileza de una mujer que hizo evadirse a su amigo cuando su marido, que era tuerto, iba a sorprenderles.

-Espacio:
Es real, se trata de un pueblo de  la época de la autora.

-Tiempo:
El tiempo externo, es decir, el tiempo en el que se sitúa la acción es durante la Edad Moderna, más o menos, ya que aún existían los hidalgos.
El tiempo interno, es decir, la duración de la acción, es un tempo lento, ya que va desde que la mujer empieza a verse con el amante, hasta que el marido le perdona la infidelidad.



ESTRUCTURA DE LA NARRACIÓN:
-Se trata de una novela cerrada, ya que el marido perdona la infidelidad de su mujer y continúan sus vidas juntos, lo que supone un cambio importante para los protagonistas.
Se trata de una estructura lineal:
-El planteamiento: Comienza cuando se dice que la mujer le es infiel al marido.
-Nudo: Cuando el marido vuelve a casa antes de lo esperado y descubre a los amantes.
-Desenlace: Cuando, pese a todo, el marido perdona a su mujer.
Los acontecimientos suceden en orden cronológico y no hay ningún salto en el tiempo.



ESTILO NARRATIVO:
Es directo, ya que los diálogos se encuentran de la siguiente forma:
-Esposa mía, abridme...



CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS:

La mayoría de los verbos que utilizan se encuentran en presente, sin embargo también utiliza algunos en pretérito perfecto simple (como por ejemplo: se fue y la dejó desolada).


Sara Moreno López

sábado, 29 de marzo de 2014

Texto Narrativo Propio - La sombra del hombre


-Maxio fue a la escuela con normalidad al día siguiente, aunque Sofía no le hablaba. Maxio al salir del instituto se fue a su casa corriendo e hizo lo mismo, comió rápido y se fue a buscar a David al bosque. Al llegar a los pies del bosque, se adentró con cuidado a éste, no sabía si la misma cosa que le había atacado a Sofía, le podría atacar también a él. Cuando se cansó de correr, se subió a una rama de un árbol, y descansó un poco. Pasaron cinco minutos, y trepó a lo alto del árbol para tener mejor visibilidad. Entonces vio un coche de policía, junto con una moto también de este cuerpo. También vio el coche de la madre de David. Maxio bajó del árbol y corrió para el lugar. Se escondió detrás de un árbol y miró lo que había pasado. David estaba tendido en el suelo, tenía múltiples heridas, y su madre estaba agarrada a él, llorando desconsoladamente, el padre de David también estaba allí, intentando consolar a su mujer. Entonces Maxio miró el cuerpo de David, esperando que solo estuviese desmayado, pero no había respuesta alguna de que hubiera vida, estaba muerto. Maxio se fue a su casa entre sollozos, finalizando la búsqueda de David, su amigo. Cuando llegó a su casa, entró sigilosamente, para no tener que mostrarse triste ante su familia. Pero Sofía, por casualidad fue a la habitación de Maxio. Ella lo vio llorar, con lo que dejó a un lado su enfado con él e intentó consolarlo. Le dijo: ¿Qué ha pasado? A lo que él le respondió: Da… David… ha… ha… muerto. Entonces Sofía le dijo: ¿Cómo que ha muerto? ¿Lo has visto? ¿Estás seguro? Y entonces Maxio dijo: Sí, estoy seguro. Pero, ¿cómo puede ser eso posible? Dijo Sofía. No lo sé, dijo Maxio. Él estaba aturdido, y su hermana no podía hacer otra cosa que consolar al pobre chico. 

Cuando Maxio fue al instituto al día siguiente, la madre de David también estaba allí. Volvía a hablar con el director, a la vez que éste, no paraba de lamentarse. Entonces cuando Maxio parecía estar un poco despistado, como en otro mundo, Matías le despertó y le dijo: Oye, ¿sabes lo que pasa con David? A lo que él respondió negativamente, a la vez que pensaba: ¡Madre mía! David muerto, su madre desesperada y ahora tengo que mentir a todo el mundo, aún sabiendo lo que le ha pasado. ¡Qué marrón! Maxio fue a clase normalmente, y cuando llegó a su casa… Su madre le estaba esperando, con el teléfono en la mano. Maxio, cariño, la madre de David está al teléfono, te quiere preguntar algo. En ese momento, Maxio tragó saliva y se preguntó si la madre de David le habría visto cuando estuvo en el bosque, ¡¿y si descubría su secreto?! Entonces Maxio se puso al teléfono y preguntó: ¿Quién es? A lo que alguien que no era la madre de David respondió: He vuelto… Acto seguido solo se oía el pitido de la línea telefónica, el otro había colgadoA Maxio se le abrieron los ojos como platos y colgó el teléfono, su hermana Sofía estaba al lado suyo, ella observaba como su hermano se quedaba paralizado y salía volando hacia su habitación. Ella fue tras él y lo pilló intentando saltar por la ventana. ¿Qué haces? Le preguntó ella. Voy a por él, estoy seguro de que fue él, mató a David, y seguirá matando a no ser que lo detenga. Le contestó él. Voy contigo, le dijo su hermana. ¡No! Esto es cosa mía. Después de esas palabras Maxio salio disparado por la ventana de su habitación, saltando de tejado en tejado y bajando por una pequeña farola como si fuese una barra de bomberos. Ella nunca había visto así a Maxio, estaba cambiado. 

Aquel día fue jueves. Esa misma noche la familia de Maxio empezó a cenar sin él, su hermana se inventó la excusa de que estaba en casa de un amigo, esperando que Eufrades no lo hubiera encontrado y… Ella se temía lo peor. No se quería dormir hasta que Maxio hubiera vuelto, pero sus padres la obligaron. Sonaban las sirenas de lo que parecía un coche de policía junto con una ambulancia. Tocaron a la puerta de la casa de Maxio, despertaron a su hermana los berridos de su madre y los sollozos de su padre. Ella se vistió y se encontró a su padre que iba a despertarla. Es tu hermano, lo han encontrado en el bosque…. Dijo su padre entre sollozos sin terminar la frase. Su hermana no comprendía nada. Se temía lo peor. La familia subió en el coche de su padre y fueron al bosque acompañados de la policía. Cuando llegaron, había un cordón policial que cubría una zona donde había lo que parecía un cuerpo tumbado en el suelo. ¡¿Maxio?! Dijo su hermana corriendo hacia el cadáver como una loca gritando entre lagrimas. Sus padres la acompañaron, pasaron el cordón policial y se pusieron frente el cadáver magullado y poco reconocible. Era Maxio, estaba tumbado en el suelo con los ojos abiertos con el iris negro como la pupila. Ella se abrazó a su cuello diciendo: ¡Maxio, venga! ¡¿No será ésta una broma tuya?! 

Agarrada a él su hermana lloraba sin consuelo, sus padres la retiraron de él, llorando también. El jefe de policía fue con un papel en la mano, parecía un informe. Se dirigió a la familia y les dijo: ¿Son ustedes los padres de Maxio? A lo que ellos respondieron afirmativamente. Él prosiguió: Siento su pérdida, su hijo ha sido estrangulado a las once y dieciséis de esta noche, lo sentimos mucho. El cadáver de Maxio tenía el cuello enrojecido, con marcas de dedos, con una herida en el torso del cuerpo. Cuando su hermana lo abrazó, notó que tenía un papel en la chaqueta, la policía no se había dado cuenta, y se dispuso a leerlo. Ponía: He vuelto, tú serás la siguiente.  Entonces se sobresaltó y vio que se encontraba en su cama, había sido todo un sueño. Maxio le había tapado la boca porque había empezado a gritar, él ya había llegado a casa, estaba sano y salvo.


Carlos Montoya Fernández     1º BACH  CTC

Argumentación - La prostitución


¿QUÉ ES LA PROSTITUCIÓN?

La prostitución se define como el acto de participar en actividades sexuales o hacer el sexo a cambio de dinero o bienes. Aunque esta actividad es llevada a cabo por miembros de ambos sexos, es más frecuente en mujeres, aunque también se aplica a hombres. La prostitución puede ser tanto heterosexual como homosexual, y puede involucrar a travestidos y transexuales. El término genérico empleado para referirse a quien la ejerce es prostituto/a.

CAUSAS Y CONSECUENCIAS

La prostitución se da por varias causas como:

  • Falta de recursos económicos
  • Ausencia de valores inculcados y la moral
  • Bajo nivel educativo
  • Desintegración familiar
  • Sentimientos de abandono e inferioridad
  • Incapacidad de establecer relaciones satisfactorias y heterosexuales
  • Deficiencia mental
  • Las consecuencias de la prostitución son:
  • Enfermedades venéreas tales como SIDA, herpes vaginal, gonorrea, etc.
  • Conllevan a adicciones como drogadicción y alcoholismo
  • Precipita la debilidad mental
  • Rechazo social
  • Infracción a la ley
  • Embarazos no deseados
  • Familias desintegradas

Bueno, todo lo anterior es información objetiva sacada de diferentes lugares de Internet. Ahora voy a dar mi opinión al respecto:

Sinceramente, creo que la prostitución es un trabajo deshonroso para cualquier mujer (no incluyo a los hombres, porque generalmente no suelen haber más prostitutos que prostitutas), ya que a su cuerpo no se le puede poner precio. Es cierto que algunas mujeres se prostituyen para poder alimentarse, a ellas mismas o incluso a sus familias, pero existen otras alternativas laborales más dignas que tampoco requieren unos estudios o una preparación muy elaborados. Prostituirse sólo trae problemas, por no hablar de que hacerlo en plena calle está prohibido. El motivo es obvio: Imaginad a un niño de 5-6 años preguntándole a su madre qué hace esa señorita que está en esa esquina; la madre no tiene por qué estar explicándole a un hijo de esas edades temas como este, ya que pueden resultar incluso incómodos. 

Hablando ahora del tema de si se debería legalizar o no la prostitución, yo diría claramente que no. Estamos hablando de un trabajo, una opción laboral que por lo general debería ser un trabajo serio, y vender tu cuerpo por conseguir dinero rápido para mí no es ni digno ni legal. Directamente es inmoral para cualquiera que abra un poco los ojos con respecto a este tema. Siento repetirme, pero es que hay trabajos como camarera en cualquier bar, de asistenta, o simplemente en el campo, aunque este último sea más cansado. Cualquier alternativa de las que he nombrado es mil veces más preferible que prostituirse, ya sea por gusto o por alimentar bocas.

-ALEJANDRO RUBIO DESCALZO     1ºCTC-










Mi texto narrativo - La plaza


Eran las siete, todavía estaban las calles vacías; era una mañana lluviosa, empezaban a caer pequeñas gotas que golpeaban fuerte el asfalto resaltando unos sonidos como de pequeñas piedras topando con los cristales de las ventanas; no era granizo, pero cada vez se acentuaba más el fuerte ruido.

Nadie se asomó a las ventanas para saber qué era aquello. La plaza seguía vacía, la lluvia, poco a poco iba haciendo pequeños estanques, eran charcos cristalinos; faltaban losas o estaban rotas y se colaba el agua reflejando como espejos caídos del cielo. De golpe, el ruido sonaba más fuerte; un vehículo penetra en la pequeña plaza, sus retrovisores grandes, sus llantas portentosas... Se entremezclan entre varios sonidos salpicados por hierros desengrasados y ese motor viejo y aburrido. 

Unos pasos marcan esa mañana vacía; tres personajes jóvenes salen del auto pausadamente con extrañas sonrisas combinadas con alguna carcajada; se adentran por una de las calles estrechas que emergen de la plaza tras saludar al único ocupante que se aleja, conduciendo ese vehículo que no responde, dando saltos como si fuera a pararse para siempre. 

Otra vez se quedaba la plaza vacía, sin gente, sin lluvia, pero el Sol juega con sus rayos dando una agradable luminosidad a los pequeños charcos que poco a poco dejan de brillar, dando todo su protagonismo al reluciente Sol. 


-ALEJANDRO RUBIO DESCALZO      1ºCTC-

viernes, 28 de marzo de 2014

TEXTO NARRATIVO  DOÑA TRUHANA

Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio en esta guisa:

-Patronio, un hombre me dijo una razón y mostrome la manera cómo podía ser. Y bien os digo que tantas maneras de aprovechamiento hay en ella que, si Dios quiere que se haga así como él me dijo, que sería mucho de pro pues tantas cosas son que nacen las unas de las otras que al cabo es muy gran hecho además.

Y contó a Patronio la manera cómo podría ser. Desde que Patronio entendió aquellas razones, respondió al conde en esta manera:

-Señor conde Lucanor, siempre oí decir que era buen seso atenerse el hombre a las cosas ciertas y no a las vanas esperanzas pues muchas veces a los que se atienen a las esperanzas, les acontece lo que le pasó a doña Truhana.
Y el conde le preguntó como fuera aquello.

-Señor conde -dijo Patronio-, hubo una mujer que tenía nombre doña Truhana y era bastante más pobre que rica; y un día iba al mercado y llevaba una olla de miel en la cabeza. Y yendo por el camino, comenzó a pensar que vendería aquella olla de miel y que compraría una partida de huevos y de aquellos huevos nacerían gallinas y después, de aquellos dineros que valdrían, compraría ovejas, y así fue comprando de las ganancias que haría, que hallóse por más rica que ninguna de sus vecinas.

Y con aquella riqueza que ella pensaba que tenía, estimó cómo casaría sus hijos y sus hijas, y cómo iría acompañada por la calle con yernos y nueras y cómo decían por ella cómo fuera de buena ventura en llegar a tan gran riqueza siendo tan pobre como solía ser.
Y pensando esto comenzó a reír con gran placer que tenía de su buena fortuna, y riendo dio con la mano en su frente, y entonces cayóle la olla de miel en tierra y quebróse. Cuando vio la olla quebrada, comenzó a hacer muy gran duelo, temiendo que había perdido todo lo que cuidaba que tendría si la olla no se le quebrara.
Y porque puso todo su pensamiento por vana esperanza, no se le hizo al cabo nada de lo que ella esperaba.

Y vos, señor conde, si queréis que los que os dijeren y lo que vos pensareis sea todo cosa cierta, creed y procurad siempre todas cosas tales que sean convenientes y no esperanzas vanas. Y si las quisiereis probar, guardaos que no aventuréis ni pongáis de los vuestro, cosa de que os sintáis por esperanza de la pro de lo que no sois cierto.
Al conde le agradó lo que Patronio le dijo e hízolo así y hallóse bien por ello.
Y porque a don Juan contentó este ejemplo, hízolo poner en este libro e hizo estos versos:


A las cosas ciertas encomendaos
y las vanas esperanzas, dejad de lado.

ANÁLISIS

Lo que le sucedió a una mujer llamada doña Truhana”, de la obra “El Conde Lucanor” por Don Juan Manuel. Ésta obra habla sobre una mujer que creó toda una vida distinta en su mente y se sintió afligida al verse privada de ella.

La enseñanza de esta obra es que debemos vivir en la realidad, ya que si vivimos de nuestras ilusiones, podemos entristecernos y decepcionarnos cuando no se cumplan.


1- NARRADOR Y AUTOR
  • Narrador: el narrador de la obra es un narrador en tercera persona omnisciente debido a que el narrador de la obra describe a el único personaje, habla sobre sus sentimientos y sobre sus pensamientos.

  • Autor: Don Juan Manuel (Escalona, 5 de mayo de 1282 – Córdoba, 13 de junio de 1348) fue un político y escritor en lengua castellana. Se trata de uno de los principales representantes de la prosa medieval de ficción, sobre todo gracias a su obra El conde Lucanor.

2- PERSONAJES

La protagonista de la obra es doña truhana, mientras que encontramos otros personajes secundarios como el conde Lucanor o Patronio que es el encargado de narrar la historia.


3- TEMA Y ESTRUCTURA
  • Tema: el tema central de la obra son las ilusiones de una mujer que, siendo muy pobre, imagina cómo sería su vida luego de realizar varios negocios y pasar de la pobreza a la riqueza.
  • Estructura :
 -Inicio: la obra comienza con la protagonista, Doña Truhana, caminando hacia el mercado con una olla de miel en la cabeza.

 - Nudo: doña Truhana empieza a imaginar lo que hará cuando venda la miel. Comprará huevos, de los que nacerán gallinas, luego comprará ovejas con las ganancias. Así siguió, comprando y vendiendo, siempre con ganancias, hasta que se vio muy rica.

 - Desenlace: mientras caminaba imaginando estas cosas, empezó a reír, y de tanto reír se dio un golpe en la frente, con lo que el tarro de miel se cayó al piso y se rompió. Al ver el tarro roto y la miel derramada, empezó a lamentarse porque creía haber perdido toda la fortuna que esperaba ganar.

4- ESPACIO Y TIEMPO

  • Espacio: la obra se desarrolla en el camino hacia el mercado.
  • Tiempo: la obra se desarrolla en un tiempo cronológico.

 5- ESTILO Y FORMAS VERBALES

  • El estilo de la obra durante la conversación entre el conde Lucanor y Patronio es directo ya que reproduce las palabras al pie de la letra mientras que en la historia de doña truhana se encuentra en estilo indirecto.
  • En cuanto a las formas verbales destacamos las de pretérito imperfecto (pesaba, llevaba, cuidaba) y las de pretérito perfecto simple (comenzó, vio, hizo).