jueves, 19 de diciembre de 2019

INTROSPECCIÓN


Mi infancia, son recuerdos de una casa de Albacete,
de un árbol donde madura un manzano;
mi juventud, varios años en las nubes,
mi historia, escuchada merece ser.

Ni un amor, ni una media naranja,
mas nunca recibí la flecha de Cupido,
y me niego a pasarme media vida buscando
esa adicción que tal vez no exista.

Hay en mis venas sangre hirviendo,
por el malestar que hay en mi patria,
que mal la estoy viendo,
al no ver hora en la que haya paz.

Que hermosura la escultura,
tan poco admirada como
la lindeza de la escritura,
que pena no dominar para poder imitar.

Dios, Mahoma, Buda o Alá,
cualquiera sirve para rezar,
mientras no invada la locura,
que más da la nomenclatura.

El último aliento, deseado o no,
a todos nos va a conquistar,
con nada partiremos,
y solo nuestro legado quedará.


-ISABEL CAÑAS TÉBAR.

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