70 frases de Carlos Ruiz Zafón
Carlos Ruiz Zafón (1964) es uno de
los autores más leídos y reconocidos en todo el mundo. Inició su carrera
literaria en 1993 con El Príncipe de la Niebla (premio Edebé),
a la que siguió El Palacio de la Medianoche, Las Luces de Septiembre y Marina. Pero fue en el año
2001 cuando publicó su obra cumbre La Sombra del Viento, que se transformó en
un fenómeno literario internacional.
Sus obras han sido traducidas a más de cincuenta
lenguas y ha conquistado numerosos premios y millones de lectores en los cinco
continentes.
No te pierdas hoy esta maravillosa recopilación de
sus mejores frases y citas literarias.
Citas
célebres de Carlos Ruiz Zafón
Para cuando la razón entiende lo sucedido, las
heridas del corazón ya son demasiado profundas.
¿Sabe lo mejor de los corazones rotos? Que sólo
pueden romperse de verdad una vez. Lo demás son rasguños.
Quien quiere de verdad quiere en silencio, con
hechos y nunca con palabras.
El tiempo no existe, por eso no hay que perderlo.
No hay segundas oportunidades, excepto para el
remordimiento.
El dinero no compra la felicidad, pero sí todo lo
demás.
La mayoría de nosotros tenemos la dicha o la
desgracia de ver cómo la vida se desmorona poco a poco, sin que nos demos
cuenta.
No se puede entender la vida hasta que no se
entiende la muerte.
Si todos fuésemos capaces de comprender al inicio
de nuestra vida esto que parece tan simple no lo es…
En el momento en que te paras a pensar si quieres a
alguien, ya has dejado de quererle para siempre.
Pasamos la mayor parte de nuestra vida soñando,
sobre todo cuando estamos despiertos.
El tiempo no nos hace más sabios, sólo más
cobardes.
En esos años robados, el fin de la infancia, como
la Renfe, llega cuando llega.
En mi mundo la muerte era una mano anónima e
incomprensible, un vendedor a domicilio que se lleva amigos y familiares como
si se tratara de una lotería del infierno.
Hay decepciones que honran a quien las inspira.
Al loco siempre le parece que los locos son los
demás.
Conserva tus sueños, nunca sabes cuando te harán
falta.
No intentes cambiar el mundo, intenta que el mundo
no te cambie a ti.
La vida es la hipoteca del alma: aunque uno salga
con buenas intenciones, ir avanzando implica cometer traiciones, con los demás
o con uno. Hay quien tiene la fortuna de no caer demasiado en ello y quien
directamente es un hijo de puta, pero el dilema sobre si hacemos o no lo
correcto lo tenemos todos.
Uno no sabe lo que es la sed hasta que bebe por
primera vez.
Las buenas historias necesitan de pocas palabras…
Las casualidades son las cicatrices del destino. No
hay casualidades, somos títeres de nuestra inconsciencia.
El que tiene mucho apego a un rebaño es que tiene
algo de borrego.
Quien quiere de verdad quiere en silencio, con
hechos, nunca con palabras.
El destino no hace visitas a domicilio, hay que ir
a por él.
Hay épocas y lugares en los que no ser nadie es más
honorable que ser alguien.
Odiar es un talento que se aprende con los años.
Nada es justo. A lo máximo que se puede aspirar es
a que sea lógico. La justicia es una rara enfermedad en un mundo por lo demás
sano como un roble.
Nunca hemos sido el de antes, sólo recordamos lo
que nunca sucedió.
Alguien dijo una vez que en el momento en que te
paras a pensar si quieres a alguien, ya has dejado de quererle para siempre…
A veces hay precios que no se pueden pagar con
dinero.
El mundo es muy pequeño cuando no se tiene a donde
ir.
Existimos mientras alguien nos recuerda.
En el momento en que te paras a pensar si quieres a
alguien, ya has dejado de quererle para siempre.
Hay cosas que solo pueden verse entre tinieblas.
Hay peores cárceles que las palabras.
¿Sabe lo mejor de los corazones rotos? Que sólo
pueden romperse de verdad una vez. Lo demás son rasguños.
Uno acaba convirtiéndose en aquello que ve en los
ojos de quienes desea.
En esta vida se perdona todo menos decir la verdad.
Permítame que le invite a una copa de vino para
brindar por nuestros errores.
Alguien dijo una vez que en el momento en que te
paras a pensar si quieres a alguien, ya has dejado de quererle para siempre…
Por norma general, cuanto más talento se tiene, más
duda uno de tenerlo. Y a la inversa.
El camino al infierno está construido de buenas
intenciones.
A veces nos creemos que las personas son décimos de
lotería: que están ahí para hacer realidad nuestras ilusiones absurdas.
Nada sucede por casualidad, en el fondo las cosas
tienen su plan secreto, aunque nosotros no lo entendamos.
Pero siempre sucede lo contrario de lo que
esperamos, ¿No es así?
Todos tenemos un secreto escondido bajo llave en el
ático del alma.
La vida suele brindarnos aquello que no buscamos en
ella.
Nada es justo. A lo máximo que se puede aspirar es
a que sea lógico. La justicia es una rara enfermedad en un mundo por lo demás
sano como un roble.
En un universo infinito, muchas cosas escapan a la
razón humana.
El camino al infierno está construido de buenas
intenciones.
Cuando oigo este discurso de todo el mundo es tan
tonto y nosotros somos tan listos veo una mezcla tal de mediocridad, estupidez
y narcisismo…
La rutina es el ama de llaves de la inspiración.
Es curioso cómo juzgamos a los demás y no nos damos
cuenta de lo miserable de nuestro desdén hasta que nos faltan, hasta que nos
los quitan. Nos los quitan porque nunca han sido nuestros…
Los libros son espejos: sólo se ve en ellos lo que
uno ya lleva dentro.
Solo recordamos lo que nunca sucedió.
Cuando muera todo lo que es mío será tuyo, menos
mis sueños.
Los malos recuerdos te persiguen sin necesidad de
llevarlos contigo.
Nada engaña más que los recuerdos.
Conservo sus consejos y sus palabras guardados bajo
llave en el cofre de mi memoria, convencido de que algún día me servirán para
responder a mis propios miedos y a mis propias dudas.
Las máscaras revelan el verdadero rostro de las
personas…
La verdad no se encuentra, hijo. Ella lo encuentra
a uno.
Hay pocas cosas que marquen tanto a un lector como
el primer libro que realmente se abre camino hasta su corazón.
Los regalos se hacen por gusto del que regala, no
por mérito del que recibe.
Esto es sólo el principio. En diez años yo seré el
aprendiz y tú el maestro.
La única manera de conocer realmente a un escritor
es a través del rastro de tinta que va dejando, que la persona que uno cree ver
no es más que un personaje hueco y que la verdad se esconde siempre en la
ficción.
No se aprende nada importante en la vida.
Simplemente se recuerda.
Si alguna vez me pierdo, que me busquen en una
estación de tren.
A veces, una entre un millón, ocurre que alguien,
muy joven, comprende que la vida es un camino sin retorno y decide que ese
juego no va con él.
Quisiera que mi última memoria fuese la de aquel
amanecer en la playa y descubrir que todo este tiempo no ha sido más que una
larga pesadilla.