miércoles, 2 de noviembre de 2022

 

Masacre nuclear

 

Un día volvía de entrenar muy tarde. Llegaba cansada por lo que decidí cenar rápido e irme a dormir pronto. Al día siguiente sonó la alarma y me levanté como de costumbre. Me hice el desayuno y encendí la tele para escuchar las noticias, pero no fue como un día normal, había… zombies? Pensaba que aún seguía soñando y tuve que pellizcarme para saber si era real.

Esa noche explotó una central nuclear, en la que los trabajadores que sobrevivieron pasaron a una fase “zombie'' por la radioactividad. Solo te podían infectar si te mordían, pero el miedo a salir apareció, así que yo me temía lo peor.

Decidí coger la bici, ya que tenía la ventaja de vivir a las afueras, e ir rápido a mi finca donde tenía hachas y algunos suministros de comida para poder aguantar y defenderme de ellos.

Al día siguiente ya seguían propagándose así que pensé en que nadie aguantaría solo, por lo que me junté con mis amigos para poder ayudarnos e ir turnandonos para conseguir suministros y utensilios útiles para defendernos.

Éramos 3, CK, Cloe y yo, por lo que empezamos a organizar turnos para vigilar por la noche, ir a por comida, y mientras poder descansar.

Todo iba bien las primeras dos semanas, pero los infectados seguían multiplicándose ya que no estaban acabando con ellos.

Los infectados arrasaron con el centro de la ciudad y se iban acercando a las afueras cada vez más, por lo que decidimos marcharnos a otro lugar, así que cogimos los caballos de CK y armas del padre de Cloe.

Teníamos que darnos prisa y que no se nos hiciera de noche porque, como de sorpresa, se nos olvidó coger las linternas. No teníamos muy claro a donde ir pero sabíamos que cerca había sitios abandonados con comida y pocos infectados así que esperabamos tener suerte y encontrar un sitio rápido para poder alojarnos ahí. 

Salimos al amanecer para no perder el tiempo y seguimos un camino recto. A las pocas horas, encontramos nuestro primer infectado, no se había transformado aún pero una vez te muerden, solo queda esperar, así que lo mejor era acabar con el.

Estaba anocheciendo y no encontrábamos nada así que decidimos parar en una montaña y recoger madera para hacer una pequeña tienda y pasar la noche e Íbamos haciendo turnos para vigilar y evitar que nos atacaran.

Pasamos la noche como pudimos y seguimos 5 más días en busca de un lugar seguro donde quedarnos a dormir y dejar todo lo que habíamos conseguido.

Después de 6 días de ruta, encontramos una pequeña tienda de carretera y por suerte no había nadie así que pensamos en quedarnos ahí y pasar la noche.

Antes de que anocheciera nos dedicamos a tapar ventanas y cualquier sitio por donde nos pudieran atacar, y así estar más seguros.

A media noche escuchamos ruidos y golpes afuera de la tienda y nos asustamos, parecía alguien pidiendo ayuda. Quitamos algunas maderas para ver quién era, parecía que no estaba infectado pero igualmente lo registramos. Había matado a unos cuantos infectados fuera y necesitaba algo de ayuda así que lo dejamos pasar, pero dejando las armas en el suelo.

Se llamaba Tom, era un hombre mayor, de unos 40 años más o menos, nos contó que habían hecho una pequeña aldea para ayudarse y poder aguantar más. Cómo le ayudamos, nos ofreció unirnos a ellos, y aunque no nos fiábamos mucho de él, pensamos en lo duros que habían sido esos 6 días los tres solos, por lo que nos convenció.

Nos ofreció llevarnos a la mañana siguiente a la aldea, pero no estábamos muy convencidos ya que no conocíamos a nadie así que, como él seguía su ruta, decidimos acompañarlo.

No estuvimos mucho tiempo más, pero no estuvo contando cómo trabajaban en la aldea, cuánta gente había y que se alegrarían de que llegase gente joven, así que pensamos que seríamos los únicos.

Tras un largo camino llegamos por fin. Lo primero que vi fue una gran muralla, y al abrirse las puertas, era lo más parecido al paraíso desde que empezó esta pesadilla. La aldea estaba cerca de una ciudad abandonada por completo, a la que solían ir a por comida y armas, aunque muchas veces había infectados.

Nos presentaron a la gente de allí y parecían muy humildes, todos ayudaban y cada uno aportaba en lo que sabía, había herreros, cazadores, exploradores, etc.

Me sorprendió lo unidos que estaban todos.

La mayoría de gente parecía de entre 25 y 50 años, así que pensé que seríamos los únicos adolescentes allí.

Tom no enseñó el sitio, y al enseñarnos las habitaciones, nos llevamos una sorpresa, había una chica, tenía 16 años, como nosotros, y me alegró mucho. Se llamaba Abi, Tom nos dijo que era la hija de su mejor amigo y como él estaba de vigilante, cuidaba de Abi. Mi habitación estaba al lado de la suya así que pasamos mucho tiempo juntas.

Al principio de llegar no nos dejaban salir a explorar aunque a mi me gustaba mucho, así que simplemente ayudábamos en pequeños trabajos.

A los 3 meses convencí a Tom de salir a explorar así que al amanecer salimos él y yo en busca de suministros. En esa ruta, me enseñó a hacer trampas para los infectados y me llevó a una montaña alejada para enseñarme a usar armas.

Al volver, les dije a CK y Cloe todo lo que había hecho, pero no parecían muy contentos, preferían quedarse ayudando allí, así que yo seguí ayudando a Tom.

Abi me estuvo enseñando muchas cosas de la aldea, me contaba historias, y yo le enseñaba trucos de supervivencia y algunas que iba enseñando Tom, aunque no le harían mucha falta porque no solía salir ya que su padre se lo prohibió.

Me contó que cerca de la aldea había un pequeño laboratorio en el que estaban buscando una cura para los infectados, pero que abandonaron un mes después e  hicieron varias pruebas, pero ninguna funcionó. En la aldea había un científico, pero no podía trabajar allí, necesitaba el laboratorio, así que durante un tiempo fueron allí, hasta que llegaron los Zumwalt, eran un grupo de otra aldea y atacaron el laboratorio del que solo nosotros teníamos la llave, así que teníamos que tener mucho cuidado con ellos. 

Estuve dándole muchas vueltas a cómo podía ir al laboratorio así que convencí a Tom de que Abi saliera conmigo para explorar la zona.

Había un guardia de los Zumwalt en la puerta del laboratorio, pero parecía que no había nadie dentro, lo que era buena señal porque seguía ahí todos los documentos para seguir con la cura.

 A los pocos días volvió el padre de Abi, me estuvo contando que no merecía la pena pelear con los Zumwalt y que debía dejar de pensar en ir al laboratorio ya que estaban mejor equipados que nosotros, pero pedirme eso era imposible.

En cuanto se fue, le conté a Tom lo que vimos y le dije que deberíamos ir antes del amanecer para comprobar a qué hora empezaban a hacer guardia en el laboratorio.

Al principio no le pareció buena idea y no volvimos a explorar la zona para evitar problemas.

Yo seguía dándole vueltas a lo del laboratorio y la cura, así que un día volví a hablar con Tom para ir al amanecer y hacernos con el laboratorio de nuevo, ya que era la única forma de acabar con todo esto.

Al día siguiente salimos antes del amanecer para ver a qué hora empezaban a vigilarlo. No apareció hasta 2 horas después de amanecer, así que sería una posibilidad ir por la noche.

Al día siguiente volví para comprobar que volvían a la misma hora y fue así.

Lo hablé con Tom y decidimos ir a media noche para coger todo los documentos y avances de la cura para intentar seguir. Al llegar entramos rápido y conseguimos todos los documentos así que se los llevamos al científico para que siguiera lo antes posible.

Después de 2 semanas, tenía que hacer pruebas con sus estudios así que por las noches lo llevábamos y vigilábamos Tom y yo.

Hizo 4 pruebas con infectados y ninguna funcionó pero cada vez estaba más cerca de conseguirlo.

Un día volvió el padre de Abi, pero le habían mordido. La única forma de salvarlo la teníamos nosotros, pero solo teníamos un par de días para hacerlo.

Empezamos a hacer vigilancias más largas y después de un día y medio, creó otra cura, pero no sabíamos si funcionaría.

Hablamos con Abi sobre esto, y nos dijo que era la única forma de salvarlo, así que decidimos probar con él.

Por suerte aún no se había convertido, así que llegábamos a tiempo de salvarlo. El científico se la inyectó, y debía pasar una noche en observación, así que lo encerramos en la habitación. A las horas parecía que seguía bien, y al día siguiente seguía siendo una persona normal. ¡No me lo podía creer! Acabábamos de salvar a la humanidad.

Solo quedaba llevarla al centro médico de la ciudad próxima, por lo que enseguida nos pusimos de ruta. Esa misma tarde llegamos, y empezaron a producir más curas y fue cuestión de 5 meses haber acabado con el 80% de infectados y al año, esta pesadilla había acabado.

LUCÍA

No hay comentarios:

Publicar un comentario