RELATO INVENTADO
Hace mucho tiempo en una tarde de verano había un grupo de amigos jugando
a voleibol en las pistas de su pueblo eran cinco, los chicos: Héctor, Luis, y
David y por otro lado estaban las chicas: Lucía, Claudia y Alba, todos ellos
llevaban toda la vida saliendo juntos ya que eran primos, después de un rato se
cansaron y se sentaron a hablar sobre qué podrían hacer esa noche.
Llevaban todo el verano viendo películas de miedo y jugando a juegos en
la granja de una de las chicas del grupo, también a veces se ponían a limpiar y
echarle de comer a los animales, ya que así le echaban una mano al padre de
Alba, pero ya estaban cansados de hacer siempre lo mismo. David tuvo la idea de mirar
pueblos que estuvieran cerca del suyo para ir andando por la noche a modo de
excursión nocturna, al principio todos dudaron de si era una buena idea ir o
no, porque de noche había varios peligros que les daba miedo afrontar y que si
sus padres les pillaban se meterían en problemas y no podrían disfrutar de lo
que quedaba de verano.
Decidieron que lo harían porque solo se vive una vez y hay que tener
nuevas experiencias, si el plan les salía mal aprenderían de ello.
Se fueron cada uno a su casa para cenar y prepararse para esa noche, cada
uno cenó en su casa para coger fuerzas, no le mencionaron nada del plan a sus
familias porque si no, no les dejarían, se cambiaron para ir cómodos y se
pusieron todos un chándal, decidieron llevarse también una chaqueta porque
hacía frío y había probabilidad de que lloviera.
Lucía y Alba que vivían juntas decidieron llevarse a Maya, el husky de
sus tíos, que le encanta pasear y andar, por lo que tiene una gran resistencia.
Salieron de pueblo a las once y media de la noche, un poco tarde para sus
gustos porque cuánto más tarde salgan más tarde volverían.
Decidieron ir a San Pedro que quedaba a dos horas y algo de su pueblo
que era Pozuelo.
A la ida iban todos muy animados pensando que harían al llegar, iban
hablando de cosas que le habían pasado a cada uno durante la época del año que
no estaban juntos, todos opinando y aconsejando al que hablaba y tenía un
problema.
Iban por un camino oscuro, como era un camino de campo había piedras con
las que a veces se tropezaban o al darle patadas sin querer hacían ruidos que
hacía que todos se sobresaltasen y se asustaran, luego veían de donde provenía
el sonido y se reían de las reacciones de los demás.
Llevaban un rato andando y vieron un coche acercándose, todos se
asustaron porque no sabían que hacía un coche a esas horas en medio de un
camino.
Decidieron que la mejor opción era correr a los bancales y esconderse
detrás de unas alpacas cosa que fue un poco más difícil con el perro. Cuando
de verdad se empezaron a asustar es cuando el coche se paró en frente de dónde estaban y segundos después
el coche se metió en el bancal hacia la dirección en la que estaban, tres de
ellos, David, Luis y Alba salieron corriendo más adentro del bancal huyendo del
coche, pero los otros tres que se quedaron empezaron a dar vueltas en la alpaca
al mismo tiempo que el coche daba vueltas también detrás de ellos.
Los tres que salieron corriendo al mirar hacia atrás y ver el panorama
del coche persiguiendo a sus amigos se quedaron quietos sin saber qué
hacer.
De repente vieron como el coche se paraba y dejaron de ver a sus amigos,
ahí sí que se quedaron en estado de shock y paralizados, tras un momento de
mirarse entre todos sin saber que hacer salieron corriendo para ver qué pasaba
con sus amigos, al acercarse ven como el coche se estaba yendo.
Preocupados corren más rápido y al llegar a la alpaca ven a sus amigos
riéndose y sanos y salvos, les preguntan qué ha pasado, estos empiezan a
contarles lo que había pasado.
Después de que ellos salieran corriendo, los demás empezaron a dar
vueltas a la alpaca y con el coche detrás siguiéndoles hasta que después de dar
tres o cuatro vueltas deciden pararse y afrontar a quien sea que este en el
coche.
En el coche había dos guardias forestales riéndose, estos le dijeron que
qué hacían dando vueltas a una alpaca entre carcajadas, Claudia les dijo que no
se les había ocurrido otra cosa que intentar huir del peligro de esa
forma.
Los
guardias les dijeron que era mejor que se dieran la vuelta ya que el camino por
el que iban estaba al lado de un coto de caza y les podrían disparar.
Cuando nos contaron esto nos reímos también y decidimos que los mejor era
darnos la vuelta y no arriesgarnos a que nos dispararan.
Al llegar otra vez a nuestro pueblo nos sentamos en un banco a hablar de la locura de noche que habíamos tenido, seguramente la volveríamos a repetir otra noche pero esta vez sí que conseguiríamos ir al pueblo y colorado colorín este cuento llegó a su fin.
Patricia López Palazón de 1 Bach-B.
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