HISTORIA INVENTADA
Llevaba estando enferma un par de días, así que tan pronto como me encontré mejor fui directa a la ducha. Necesitaba justo eso, un baño de agua caliente. Por consecuente, me dirigí al cuarto de baño, preparé las toallas, los geles, incluso unas sales para la bañera.
Poco después ya estaba rodeada de esa agua casi en ebullición, y tras largos 30 minutos de relajación salí dispuesta a preparar la cena, ya que no estarían mis padres en casa hoy. Pero yo no estaba sola, y lo sabía. Alguien observaba desde la lejanía.
Sentía sus ojos clavados en mi sien como si de espinas se tratase, allá donde fuera su mirada me perseguía. Así me sentí durante toda la tarde. Era una sensación extraña, la cual me erizaba la piel. No sabía de dónde venía, no sabía qué era, no sabía nada, pero lo sentía.
Un par de horas después, lavando los utensilios utilizados para cocinar la cena, sentí un golpe en la puerta de mi casa. No me giré ya que pensé que serían mis padres. Pero poco después comencé a temblar.
Sentía su presencia acercándose cada vez más, estaba en tensión, no podía moverme.
Poco a poco la tensión se fue disipando, y en cuanto fui capaz de recuperar la movilidad, corrí a la puerta y miré por la mirilla. No puede creer lo que estaba viendo y salí corriendo.
Un espectro, de forma parecida a un fantasma estaba en mi puerta, mirando la mirilla de forma fija y constante. No era un fantasma pues tenía cuerpo físico y parecía un hombre.
Tenía la mirada más abierta que he visto nunca, unos ojos de color amarillo se abrían paso hasta mi mirilla, hasta que de repente, salió corriendo hacia mi puerta y la tiró abajo, teniendo así total acceso a mi casa.
Y esta, es la
historia de mi muerte.
MARINA
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