Texto
Narrativo.
Marta
Belmonte Selva 1ºBachillerato C
Es de noche pero no es tarde. Darío
miró varias veces si llevaba todo. El móvil, la cartera, las gafas de cerca…la
mascarilla, los guantes y el alcohol. La calle es un desierto de farolas,
coches aparcados y luces de sirena. Darío camina absorto en sus pensamientos,
con más pena que miedo y con una sensación extraña. De repente, la voz de un
policía rompe el silencio sepulcral de la noche. El agente le pregunta a Darío
cuál es su destino. Él contesta muy despacio: “Voy al sanatorio a cuidar de mi
madre”. Nuestro protagonista sigue caminando por la calle donde parece que cada
esquina ha sido cerrada con candado.
El sanatorio está repleto de
resignación y personas a las que solo se les ve los ojos. Cuesta subir las
escaleras con el escalofrío de lo desconocido. Todo es extraño, la enfermedad ha
rellenado todos los momentos del día. A
Darío también solo se le ven los ojos, los cuales ahora miran a la cama con una
mezcla de ternura y compasión. Apenas cuatro palabras, silencio roto únicamente
por el trasiego normal del sanatorio.
Le toca la mano, mira a su
alrededor y le coloca la almohada para que esté más cómoda. Darío se sienta en
el sillón y se convierte en el espectador de una escena en la que él mismo
también es protagonista. Nada se escapa a su mirada, sus pensamientos son un
carrusel sin parada anunciada.
Darío es médico y la paciente su
madre, enferma de Covid-19.
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