COVID – 19
ALICIA ARNÁS
Empezaré
explicando la razón por la cual hoy me dedico a escribir esto de forma
inesperada. La gran mayoría estamos pendientes de la situación actual que el
mundo está sufriendo desde hace algunos meses, esta pandemia mundial que nos ha
descoloco a todos nada más empezar el año 2020. Así que a continuación procedo
a contar este gran caos que se ha acabado apropiando de nuestras vidas.
Para
situarnos, explicaré brevemente que es la llamada COVID -19, y su demoledora
historia.
La
COVID-1 o también conocida como enfermedad por coronavirus e incorrectamente
como neumonía por coronavirus, es una enfermedad infecciosa causada por el
virus SARS-CoV-2.9. Esta se descubre en Wuhan, una provincia de Hubei, China en
diciembre de 2019. El hospital informó esto al CCDC, cuyo equipo en la ciudad
inició una investigación. El equipo encontró más casos relacionados al mercado
y el 30 de diciembre las autoridades de salud de Wuhan comunicaron los casos al
CCDC, que envió expertos a Wuhan para apoyar la investigación. Se obtuvieron
muestras de estos pacientes para realizar análisis de laboratorio.
Tras
el primer brote de COVID-19 en Wuhan en diciembre de 2019, donde las
autoridades chinas confirmaron 41 casos detectados entre el 8 de diciembre y el
2 de enero de 2020, la ciudad dejó de informar casos hasta el 19 de enero,
cuando se confirmaron 17 casos más. Para ese entonces ya se habían comunicado
los primeros casos por COVID-19 fuera de China: dos en Tailandia y uno en
Japón.
La
rápida expansión de la enfermedad hizo que la Organización Mundial de la Salud,
el 30 de enero de 2020, la declarara una emergencia sanitaria de preocupación
internacional, basándose en el impacto que el virus podría tener en países
subdesarrollados con menos infraestructuras sanitarias. En esa fecha, la
enfermedad se había detectado en todas las provincias de China continental, y
se diagnosticaban casos en otros 15 países.
El
11 de marzo la enfermedad se hallaba ya en más de 100 territorios a nivel
mundial, y fue reconocida como una pandemia por la OMS. El número de casos
confirmados continuó creciendo hasta alcanzar los 500 mil casos a nivel mundial
el 26 de marzo de 2020. Para prevenir la expansión del virus, los gobiernos han
impuesto restricciones de viajes, cuarentenas, confinamientos, aislamiento
social, cancelación de eventos, y cierre de establecimientos.
La
pandemia está teniendo un efecto socioeconómico disruptivo, y el miedo a la
escasez de provisiones ha llevado a compras de pánico. Ha habido desinformación
y teorías conspirativas difundidas en línea sobre el virus, e incidentes de
xenofobia y racismo contra los ciudadanos chinos y de otros países del este y
sudeste asiático.
Uno
de los efectos sociales de la pandemia más a destacar es que las cuarentenas,
restricciones al tráfico de personas y los aislamientos que se están dando a
causa de la pandemia tienen efectos psicológicos negativos. A finales de
enero, la Comisión Nacional de Salud de China publicó una guía de manejo de las
crisis psicológicas, en la que propugnaba la intervención de las personas
afectadas, contactos cercanos, los encerrados en sus hogares, los familiares y
amigos de los pacientes, personal sanitario y el público general que lo
requiera.
Como
ya he citado antes, todo lo vivido y lo que por desgracia aún nos va a
acompañar de la mano durante un tiempo, no tienen el impacto que se debería
sobre miles de personas ya que después de todas las decadencias que se han
hallado tanto por comida, como por falta de trabajo, pérdida de familiares o
personas cercanas a nosotros, aún después de todo eso, se siguen viendo a
personas incumpliendo las normas acordes a esta situación que son tan sencillas
como el uso de mascarilla, utilizar gel hidroalcohólico constantemente y el
mantener una distancia de 1.5 o en algunos casos 2 metros.
Y
lo que todo esto da a entender es que la sociedad en la que nos encontramos hoy
en día solo cumple sus obligaciones cuando demasiada apretada ve la cuerda en
ellos mismos ya que nadie mira por quien tiene a su lado.
Pero
lo que más puede llegar a preocupar y en lo que deberíamos pensar constantemente
es como este virus está destrozando el país o más concreto aún, el mundo
entero.
Todo
esto solo va a frenar si todos juntos comenzamos a poner de nuestra parte desde
el primer punto hasta el último si no queremos vivir lo que muchas veces hemos visto
en películas y tanto hemos lastimado.
No
derramemos más lágrimas sin necesidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario