UNA NUEVA MUJER
Enero de 1995, Desayuno con Diamantes era la mejor opción para
aquella tarde lluviosa y triste, bueno, todo hay que decirlo y es que desde que
mi marido murió, llevaba tiempo sin salir de casa, encerrada en mi cuarto e intentando
buscar un sentido a mi vida.
Lloraba y lloraba
desconsoladamente, me preguntaba por qué me había ocurrido eso a mi, yo era una
mujer sencilla, alegre, a la que le encantaba salir a disfrutar de la
naturaleza con un buen libro, o simplemente a sentarme sobre aquella hierba con
Patrick, mi marido.
En cambio estaba ahí sentada comiendo gelato y con un vacío
inmenso en mi interior.
Desde hacía mucho tiempo me había dado cuenta que mi vida
había cambiado, que yo había cambiado , pero no había hecho nada para
remediarlo, entonces algo en ese momento me incitó a fijarme en la
película que tenía delante ; una mujer
llena de estilo, elegancia , una
fantástica cineasta estadounidense en plena época dorada de Hollywood y un gran icono de la moda; Audrey Hepburn, y
entonces pensé: ¿por qué alguien que tuvo
una vida difícil, en plena Segunda Guerra Mundial, pudo lograr ser quien era a
pesar de todas las adversidades que se le presentaban, y en cambio, yo seguía
ahí sentada en ese sofá sin encontrarle un sentido a mi vida?
No se si esa doble idea
que se me pasó por la cabeza fue la mejor que se me había ocurrido nunca, pero
en su momento me llenó, se me formó una sonrisita en la cara y me sorprendí, hacía años que no sonreía.
La primera idea fue
comenzar a dejar el pasado, y, ¿cómo?, pues escribiendo, escribiendo todas y
cada una de las cosas que me habían atormentado la cabeza esos meses,
describiendo tanto a mi marido, tanto como me sentía en cada momento. De una
manera u otra sabía que eso me iba a relajar, ¡sí!, poner tus pensamientos sobre
papel era una buena forma de salir adelante.
La segunda no iba del todo con mi personalidad sencilla y
recatada, pero decidí empezar a cuidar mi estilo y mi apariencia, puesto que
Audrey era un gran ejemplo a seguir y
también disponía de una moderada fortuna, cogí aquellos Louboutin que tenia en
mi armario para esa gran fiesta a la que iba a acudir con Patrick, pero…un
momento… ¡Oh no, la fiesta era ese mismo día!
Me sentí deprimida por un momento pero era la oportunidad
perfecta para demostrarme que podía cambiar y que podía ir a esa fiesta sin mi
marido. Me armé de valor, y me puse esos zapatos de diez centímetros por lo menos,
un vestido precioso al más puro estilo francés y unas gotitas de Channel nº5.
Salí a la calle en dirección a aquella fiesta con paso decidido.
Cada paso que daba, más segura me sentía de mi misma, y donde en mi diario,
cada letra que escribía era un recuerdo, una lágrima y un adiós a aquellas
ansiedades y tristezas que tanto me invadieron durante esos años. Era una nueva
mujer.
Macarena Serrano Felipe 1º CTC.
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