miércoles, 26 de octubre de 2022

 ESTAMOS TRABAJANDO LOS TEXTOS NARRATIVOS EN 1º DE BACHILLERATO. NUESTRAS ALUMNAS Y ALUMNOS HAN CREADO SUS PROPIAS HISTORIAS. AQUÍ PODRÉIS VER UNA MUESTRA DE LAS MISMAS.

TEXTO NARRATIVO DE ELENA

EL SUEÑO DE MI VIDA

 

Hay veces en las que un instante puede cambiar una vida entera. Minutos, segundos, un simple chasquido y el mundo se te pone patas arriba. Eso es lo que me pasó a mí.

Me llamo Gadea Núñez y hace tan solo unos meses estaba a las puertas de conseguir ser la primera mujer piloto de mi generación de la Fórmula 1, pero como bien he dicho antes, pasó algo que lo cambió todo.

 

Siempre me he dedicado al mundo del motor. Mi padre me transmitió la pasión por las motos y los coches, y con seis años me subí por primera vez en un kart. Al igual que todo el mundo, no me acuerdo de toda mi infancia, pero ese momento lo recuerdo con una nitidez absoluta, ya que lo que sentí no lo había sentido jamás y no lo he vuelto a experimentar en ningún otro momento de mi vida: una mezcla de adrenalina, euforia, libertad y felicidad. Desde ese día lo tuve claro: no solo quería volver a subirme en un kart, sino que quería competir y llegar a lo más alto, pilotar y ganar un campeonato de Fórmula 1.

No era un objetivo fácil, sobre todo teniendo en cuenta que ninguna mujer lo había logrado, pero contaba con el apoyo de mi familia y tenía las cualidades que hay que tener para conseguir tus sueños: constancia, disciplina, confianza e ilusión.

 

Comencé compitiendo en el karting de mi ciudad. Pronto destaqué entre los demás y si no quedaba primera, por lo menos acababa en el podio. Continúe compitiendo en mi ciudad y otras ciudades españolas con la esperanza de poder encontrar patrocinadores que pudiesen financiar mi carrera deportiva, ya que en mi familia no nos faltaba el plato de comida en la mesa, pero tampoco podíamos permitirnos tal cosa, y es que por muy buena que fuera, sin ese dinero no iba a llegar a ninguna parte.

 

Como si un ángel se hubiese caído del cielo, el día de mi decimotercer cumpleaños, recibí una llamada que hizo que mi vida diera un giro de 180º: la Academia Ferrari quería empezar a incluir mujeres en su escudería y quería apostar por mí. Probablemente fue uno de los mejores días de mi vida.

 

Sin dudarlo hice las maletas y me mudé a Italia. La academia, además de financiar mi carrera deportiva, me pagó los estudios, ya que la única condición que me pusieron mis padres fue la de seguir con mi vida académica y sacarme la ESO y Bachillerato. A mí no me supuso problema alguno, ya que estaba cada vez más cerca de cumplir mi sueño y no me importaba lo mucho que tuviera que trabajar y esforzarme para conseguirlo.

 

Pasé por la Fórmula 3, donde piloté durante dos años. El último año me convertí en la primera mujer en ganar esta categoría. Seguí trabajando y durante tres años piloté en la Fórmula 2, destacando considerablemente en esta categoría. Era uno de los caballitos ganadores de Ferrari, y no es por ser engreída, pero era cuestión de tiempo que llegase el día en el que me subieran a la categoría más prestigiosa del automovilismo: la Fórmula 1. He de admitir que ahora que me paro a pensarlo, tuve mucha suerte, porque no todo el mundo llega a donde yo llegué.

 

Y entonces pasó: el 13 de agosto de 2021, disputando el gran premio de Spa-Francorchamps, ocurrió lo que no tenía que haber ocurrido jamás. Era un día lluvioso, todos los coches pusimos neumáticos intermedios y probablemente íbamos a tener que cambiarlos por los de lluvia intensa a mitad de la carrera porque la previsión meteorológica indicaba que el tiempo iba a empeorar.

Al principio todo transcurrió con normalidad, me subí al coche, dimos la vuelta de formación y tras apagarse el semáforo, no pensé en nada más, solo en correr.

El circuito de Spa era uno de mis favoritos, se me daba especialmente bien, por lo que no tardé en ponerme en cabeza de carrera en las primeras vueltas. Iba prácticamente volando cuando al llegar a la curva de Eau Rouge, pasé por un charco y perdí el control del coche, chocando contra los muros de protección y con la mala suerte de que otro piloto perdiese también el control y chocase contra mí.

 

Lo siguiente que recuerdo fue la luz blanca del hospital en el que estaba ingresada. Al despertar, estaba toda mi familia y me explicó todo lo ocurrido. Dentro de lo que cabe, era una afortunada por seguir viva, al igual que mi compañero, pero fue entonces cuando me dí cuenta de que no podía mover las piernas, solo sentía un dolor profundo.

 

El médico me explicó que tenía una fractura en el hombro y que mis piernas habían quedado prácticamente destrozadas tras el accidente. Me dijo que iba a volver a poder andar, pero que nunca más iba a poder subirme en un coche.

 

Hoy ha pasado un año desde el día en el que me dieron la peor noticia de mi vida, y no voy a mentir, ha sido un camino muy duro, pero al final he conseguido verlo todo desde otra perspectiva. He vuelto a andar e incluso puedo correr, algo que supuestamente no iba a poder volver hacer.

Sin embargo, el médico no se equivocó cuando dijo que no iba a poder volver al pilotaje. No tengo la agilidad suficiente ni los reflejos que hay que tener, y es algo que jamás recuperaré.

No obstante, he comenzado a estudiar ingeniería mecánica, ya que no quiero dejar el mundo del automovilismo por nada del mundo. Quien sabe, ¡a lo mejor consigo un puesto como mecánica en alguna escudería!

 

Si hay algo que tengo claro es que no siempre las cosas salen como esperabas, y no pasa nada por ello. Hay veces en las que se nos tienen que cerrar unas puertas para abrir otras, y yo estoy más que dispuesta a ver lo que me depara el futuro.

 

Elena González Nieto. 1ºBach B.

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