miércoles, 23 de enero de 2019


RESUMEN DE UN "RELATO DE FANTASMAS"

EN MARMOL Y A TAMAÑO NATURAL


Esta historia comienza con una pareja que se fue de luna de miel a un pueblo situado en el sur.Tuvieron suerte y encontraron una casa de campo en venta y a los pocos días decidieron quedarse a vivir.
Como los dos trabajaban contrataron a una señora para que les ayudara en las tareas domésticas que, además de ocuparse de la casa, les contaba historias de miedo sorprendentes.
Cerca de la casa había una iglesia que les gustaba visitar por las noches, donde a cada lado del altar había una losa y en cada una de ellas un caballero a tamaño real con las manos juntas.
Un día la pareja notaron a Dormán, la señora que les cuidaba la casa, un poco rara y nerviosa. El chico le preguntó qué le pasaba y ella contestó que había una leyenda que decía que el día 31 de octubre, el día de Todos Los Santos, las estatuas que habían en la iglesia se levantaban e iban a las casas donde antes habían vivido, y da la casualidad que la casa en la que ahora Viven la señora Dormán y la pareja es donde vivieron antiguamente los caballeros.
La señora dormán creía en esa leyenda y decidió irse un día antes, prometiendo que volvería la semana que viene.
Llegó la noche y el chico decidió dar una vuelta por la iglesia ignorando todo lo que Dormán le dijo, pero sin su mujer ya que esta  se quedó en su casa porque se encontraba mal.
Al llegar a la iglesia vio que las estatuas no estaban en sus losas. El corazón le dio un brinco y en ese momento solo pudo pensar en Laura, su mujer.
Volvió a su casa gritando, corriendo y lleno de miedo, pero a mitad de camino se encontró a el medico del pueblo. El chico sofocado, se lo contó todo  y el médico, relajado le contestó que cómo se podía creer esas leyendas de niños pequeños.
Después, volvieron a la iglesia y las estatuas estaban otra vez tumbadas en las losas. El chico se dio cuenta de que a una de las  estatuas le faltaba una mano, pero no le dio importancia.
Más tranquilo el chico le invito a su casa pero cuando volvieron su mujer no estaba sentada en su butaca que es donde siempre se pone a leer por las noches, su marido pensó que estaría arriba durmiendo.
Subieron al piso de arriba y se encontraron a su mujer muerta con la mano muy apretada y cerrada. Su marido le abrió la mano y tenía un dedo de la estatua.

Raquel López Jiménez.      1ºC  

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