RELATOS
DE FANTASMAS:
CORAZONES PERDIDOS
Stephen Elliott era un niño de once años que se había quedado
huérfano. Su primo el señor Abney, que era mayor, lo adoptó.
Este tenía un ama de llaves, la señora
Bunch, quién se hizo muy amiga de Stephen. Esta le contó que Abney había
adoptado a una niña y luego a un niño antes que él pero desaparecieron.
Era
tarde y Stephen se fue a dormir, en su habitación había un baño con una puerta
transparente cerrada con llave. El niño soñó que se asomaba por la puerta y
veía a una niña con las manos en su corazón, tumbada en la bañera. Se despertó
muy asustado y enfrente de la puerta del baño, luego se volvió a dormir. Otro
día Stephen oyó que el mayordomo le dijo a la señora Bunch que había oído
sonidos raros en la bodega y no volvía a bajar allí.
Era el primer día de primavera y el señor
Abney le dijo a Stephen que por la noche a las once fuera a su despacho.
A las 10 fue a su habitación a mirar por la
ventana y de repente vio a la niña de su sueño y a otro niño con un agujero
negro en la parte del corazón. Asustado fue corriendo al despacho de su primo,
pero lo encontró muerto con un agujero negro en el corazón y con cara de rabia.
Después de unos años, Stephen recibió una
carta de la señora Bunch que decía que ella no sabía nada. También le venían
unas hojas del diario de su primo que decían: ‘se necesita sacrificar a tres
niños el primer día de primavera quitándoles el corazón. Ya lo he hecho con una
niña cuyo cuerpo estaba en el cuarto de baño y con un niño enterrado en la
bodega, ahora solo me falta mi primo para conseguir la vida eterna’. Stephen,
temblando, recordó a los dos niños que había en el jardín, que fueron para
salvarle la vida a él.
María Escobar López 1ºC
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