domingo, 27 de enero de 2019


CORAZONES PERDIDOS


            Este relato trata sobre un niño llamado Stephen Elliott con once años que se queda huérfano y decide irse a vivir con su primo, el señor Abney.
            Cuando Stephen llegó a su nueva casa el señor Abney lo acogió con mucha alegría, Stephen tenía muchas preguntas sobre la casa de su primo e incluso de él, la señora Bunch le contestaba gustosamente a todas esas preguntas.
            Una noche Stephen se encontraba sentado al lado del fuego con la señora Bunch y le preguntó si su primo era bueno, la señora Bunch le respondió que sí, e incluso había acogido a dos huérfanos más antes que a él, a un niño y a una niña. El ama de llaves le contó todo lo que sabía sobre esos niños a Stephen, y que un día sin decir nada los dos desaparecieron.
            Esa misma noche Stephen tuvo un sueño muy extraño, se encontraba en un pasillo y al fondo, donde se encontraba su dormitorio, había un cuarto de baño. La puerta estaba cerrada, pero tenía un cristal por el que se veía una bañera y en ella a una niña delgada envuelta en una manta con sus manos en el lugar donde estaba su corazón. Mientras Stephen la miraba ella empezó a gemir y a mover los brazos, el terror despertó al niño de ese sueño y  cuando se levantó fue a mirar si su pesadilla era realidad, pero allí no había nadie y volvió a su cama.
            A la noche siguiente, mientras Stephen jugaba, el señor Parkes, el mayordomo, entró en la habitación y le dijo a la señora Bunch que si el señor Abney quería vino que bajase él a la bodega, porque cuando él bajó escuchó unos ruidos extraños, quería pensar que eran ratas, pero no lo parecían. Al oír eso Stephen se asustó y le dijeron que era una broma, pero él sabía que no lo era.
            Un día el señor Abney le dijo a Stephen que quería hablar con él de un asunto importante, en su despacho, a las once de la noche y le pidió que no se lo contara a nadie.
            Esa misma noche al subir a su habitación Stephen echó un vistazo al despacho de su primo y vio una parrilla, una copa de plata para el vino y unas hojas escritas. Su primo sujetaba una cajita con incienso para la parrilla.
            A las diez de la noche Stephen estaba junto a la ventana de su cuarto, cuando iba a cerrar la ventana vio dos figuras en el jardín, eran un niño y una niña, que lo miraban. Él reconoció  la niña de su sueño, pero al niño no. En una rato las figuras desaparecieron y Stephen fue a ver a su primo.
            Cuando llegó se encontró a su primo muerto con un agujero, sus manos estaban limpias, no pudo ser él y la ventana estaba abierta, la policía pensó que había sido un animal salvaje.
            Años más tarde Stephen descubrió la verdad sobre la muerte de su primo, porque recibió una carta de la señora Bunch en la que decía : “Yo no lo sabía”. Junto a la carta venían las páginas de un diario de su primo. Stephen empezó a leerlas.”He descubierto el secreto de la vida eterna. Hay que sacrificar a tres niños el primer día de primavera. Arrancarles el corazón mientras están vivos, convertir los corazones en cenizas. Después hay que mezclarlos con vino y beberlas”
“He matado a la niña y la he escondido en el cuarto de baño. Y al niño, lo he enterrado en la bodega, el último sacrificio será mi primo.”
Los niños que vio por la ventana eran los niños a los que había sacrificado su primo.

Nerea Miguel Muñoz. 1º C.

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