LAS FÁBULAS DE ESOPO
Estamos trabajando en este primer trimestre el libro de "Fábulas de Esopo" en 1º ESO. Haremos varias actividades con este libro. Para abrir boca, aquí os dejo una pequeña muestra de algunas de esas fábulas.
¿Quién no escuchó, en
su infancia, algunas de estas fábulas antes de dormir? Estas historias breves,
seguidas de una moraleja, hacen parte del imaginario colectivo y han perdurado
en el tiempo hasta el día de hoy.
La liebre y la
tortuga
La historia a
continuación es un clásico de Esopo recopilado por La Fontaine, otro gran
promotor de este género literario. "La liebre y la tortuga" es
una fábula típica: no se sabe dónde ni cuándo ocurrieron los hechos, y los
personajes principales son animales humanizados, es decir, que poseen
consciencia, lenguaje y sentimientos humanos.
Una tortuga y una
liebre discutían sobre quién era más rápida. Así, fijaron una fecha y un lugar
y se separaron. La liebre, por su natural rapidez, descuidó el ponerse a la
carrera, se tiró al borde del camino y se durmió. Pero la tortuga, consciente
de su propia lentitud, no cesó de correr, y de este modo tomó la delantera a la
liebre dormida y se llevó el premio del triunfo.
La fábula muestra que muchas veces el esfuerzo vence a la naturaleza
descuidada.
La cigarra y la
hormiga
La historia "La
cigarra y la hormiga" tal vez sea la más famosa y difundida fábula de
Esopo. El relato es breve, de apenas dos párrafos, y presenta a dos animales
antagónicos como personajes principales: la hormiga, símbolo de trabajo y
empeño, y la cigarra, símbolo de la pereza y el descuido. Mientras que la
hormiga trabajó arduamente durante todo el verano para abastecerse en invierno,
la cigarra pasó el tiempo cantando sin pensar en el
invierno que estaba por venir.
En el invierno una
hormiga sacaba a airear de su hormiguero el grano que había amontonado durante
el verano. Una cigarra hambrienta le suplicaba que le diese algo de comida para
seguir viviendo. «¿Qué hacías tú el verano pasado?», preguntó la hormiga. «No
estuve haraganeando —dijo la cigarra—, sino ocupada todo el tiempo en cantar.»
Riéndose la hormiga y guardando el grano dijo: «Pues baila en invierno ya que
en verano tocaste la flauta.»
El león y el ratón
La fábula de "El
león y el ratón" enseña al lector sobre el ciclo de la generosidad y del
valor de la vida en comunidad. Cuando el ratón necesitó ayuda, el león lo ayudó.
Tiempo después, cuando el león se encontró en apuros, el ratón estuvo dispuesto
a ampararlo. La fábula exhorta a practicar el bien y enseña que un día podemos
ayudar y otro podemos necesitar ayuda.
Mientras dormía un
león, un ratón se puso a corretear por encima de su cuerpo. El león se despertó
y estaba ya a punto de devorar al ratón. Éste pidió que le soltara, diciendo
que si le salvaba, se lo agradecería. El león sonriendo le dejó escapar. Pero
poco después sucedió que el león se salvó gracias al ratón. Pues unos cazadores
que lo habían apresado le ataron con una cuerda a un árbol, el ratón, al oír
sus lamentos, acudió, royó la cuerda y cuando lo libró dijo: «Tú antes te
reíste de mí porque no esperabas que yo te devolviera el favor; pero ahora
sabes ya bien que entre los ratones hay agradecimiento.»
La fábula muestra que en los cambios de fortuna los muy poderosos llegan a
estar necesitados de los más débiles.
El lobo y el cordero
En el caso de la
fábula "El lobo y el cordero", estos animales ocupan posiciones
opuestas. Mientras que el cordero representa la inocencia y la humildad,
siempre intentando justificar y resolver los problemas que se le presentan, el
lobo es símbolo de la crueldad y la maldad.
Un lobo que vio a un
cordero en un río quiso comérselo con un pretexto verosímil. Por eso, aunque
estaba río arriba, le acusó de revolver el agua y no dejarle beber. El cordero
contestó que estaba bebiendo con la punta de los labios y que, además, era
imposible que él, que estaba más abajo, agitara el agua río arriba. El lobo,
como fracasó con su acusación, dijo: «Pero el año pasado tú insultaste a mi
padre.» El cordero replicó que hace un año aún no había nacido. El lobo
entonces le dijo: «Pues aunque te salgan bien tus justificaciones no voy a
dejar de comerte.»
La fábula muestra que para los que tienen el propósito de hacer daño no vale
ningún argumento justo.
La zorra y el
cuervo
Los zorros son uno de
los animales más recurrentes en las fábulas de Esopo. Caracterizado por su
astucia sin par, el zorro frecuentemente encuentra soluciones nada
convencionales para conseguir sus objetivos. En el caso de la historia "La
zorra y el cuervo", la zorra le roba al cuervo un pedazo de comida que
este había robado primero. La historia enseña los peligros de la vanidad y la
soberbia.
Un cuervo que había
robado un trozo de carne, se posó en un árbol. Y una zorra, que lo vio, quiso
adueñarse de la carne, se detuvo y empezó a exaltar sus proporciones y
belleza, le dijo además que le sobraban méritos para ser el rey de las aves y,
sin duda, podría serlo si tuviera voz. Pero al querer demostrar a la zorra que
tenía voz, dejó caer la carne y se puso a dar grandes graznidos. Aquélla se
lanzó y después que arrebató la carne, dijo: «Cuervo, si también tuvieras
juicio, nada te faltaría para ser el rey de las aves.»
La fábula vale para el insensato.
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