jueves, 31 de octubre de 2013

LA LEYENDA DEL CORAZÓN COCINADO


Esta leyenda narra como un marido celoso trama una venganza contra su esposa, supuéstamente adúltera, para terminar dándole de comer el corazón de quién cree su amante.
Guillem de Cabestan era un caballero de la región de Rosellón, que ejercía de trovador ocasional para Soremonda de Tarascón. De alguna manera al marido le llegó la sospecha de esta posible relación. Tanteó a su esposa hasta que Raimón de Castell, que así se llamaba el marido, acabó convenciéndose de que efectivamente su mujer amaba a Guillem de Cabestan.
Fue entonces cuando dio orden a unos de sus guerreros que lo asesinaran. Él mismo decapitó su cabeza y extrajo el corazón de su cuerpo, después regresó al castillo y dio el corazón al cocinero para que lo cocinara y se lo sirviera a su mujer, que comió de él. 


Aquí os dejo el fragmento final de esta leyenda: 


Fue la historia de un amor, arropado de pasión,

como el fuego del rastrojo, su leyenda se extendió, 
por Occitania, las tierras del Rosellón, Jacetania,
los condados catalanes y el resto de Aragón.
Era Guillermo de Cabestán, distinguido trovador,
versado en las armas y en los lances del amor,
celebró enamorado, a Soremonda de Tarascón, 
aunque la dama tuviera marido, dueño y señor.
Pero sospechó el necio esposo, 
y a los celos nunca dio reposo,
una trampa a Guillermo le tendió,
de tal suerte que una vez asesinado,
tras un hachazo la cabeza le cortó.
Incluso arrancó del pecho su corazón,
y a los cocineros ordenó que lo adobaran 
y de noche a la cena lo presentaran.
La inocente Soremonda del guiso probó, 
por su esposo varias veces preguntada
le contestó, su señora muy animada,
“¡que plato de cocina tan magnífico!”, 
a lo que en respuesta le mostró solícito,
la cabeza de Guillermo decapitada.

Dijo el marido:
“Antes que con él hiciera matanza
corazón era de vuestro amante,
lo que degustasteis como pitanza”.
Contestó la esposa:
“Mi señor, vianda tan excelente,
este corazón ha sido delicia,
que nunca tendré la malicia
de comer más que lo presente”.

Y delante del marido y el servicio,
arrojose desde la torre al precipicio.





CARLA IGUALADA MORAL 1ºCTC

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