RESUMEN DE LA LECTURA VOLUNTARIA
MISTERIO DEL LORO TARTAMUDO
LOS
TRES INVESTIGADORES
Los tres investigadores son tres chicos
llamados Jupiter, Pete y Bob.
Alfred Hitfield es el jefe de los tres. Les
mandó una misión, encontrar el loro del sr.Fentriss que se lo habían robado.
Se dirigieron a la mansión del sr.Fentriss y
cuando estaban cerca oyeron pedir auxilio. El sr.Fentriss los estaba apuntando
con un arma. Pero cuando los tres chicos se presentaron como los tres
investigdores, bajó el arma. Quería encontrar a su loro.
Cuando se marchaban algo no le cuadraba a
Jupiter y dieron la vuelta. El grito de auxilio era del verdadero sr.Fentriss,
el otro era un impostor.
Entraron en la casa y el verdadero
sr.Fentriss estaba atado. Éste era actor y el loro recitaba una frase de
Shakespeare en inglés perfecto pero era tartamudo. Esto no se lo dijo a la
policía porque no quería que se riesen de él.
Cuando se marcharon, en la carretera
encontraron a una señora que había perdido algo. Se acercaron y también le
habían robado su loro. Un loro que también recitaba frases.
A ambos les habían vendido sus loros un hombre
mexicano que llevaba un asno.
Averiguaron que el falso sr.Fentriss se
llamaba Claudius y tenía un deportivo de dos puertas, modelo Ranger.
Los chicos ofrecieron una recompensa si les
daban información del coche: pasar un día en el Rolls Royce que tenían
alquilado.
Una noche se presentó un chico mexicano
llamado Carlos en casa de Jupiter. Había visto el coche del sr.Claudius cuando
iba a ver a su tío, que fue el que vendió los loros. Quería la recompensa. Les
contó que el sr.Claudius quería esos loros pero su tío ya los había vendido y
no sabía a quién porque no sabía leer ni escribir y no pudo hacerles recibo.
Esa noche llamó una mujer advirtiéndoles de
que tuvieran cuidado y se alejaran del sr.Claudius.
Los tres chicos y Carlos se dirigieron a casa
de su tío. En el interior se oían voces: era el sr.Claudius que estaba
ahogándolo. Quería saber donde estaban todos los loros, a quién se los había
vendido. Todos corrieron a ayudar al tío de Carlos y entretanto Claudius huyó.
Entre tanto, en la casa apareció una mujer
enfadada que quería su dinero porque no era un loro lo que tenía.
Los tres investigadores supieron que se
trataba de un miná del Himalaya. Una especie muy valiosa. El miná hablaba de un
tesoro sepultado. Pero, el miná salió volando y se les escapó. Carlos les contó
la historia de los loros.” Un día, un inglés (sr.Silver) llegó a su casa. No
tenía dinero pero llevaba una caja con una fuerte cerradura. Otro día apareció con siete loros y siete jaulas.
Enseñó a hablar a los loros.
Una noche el sr.Silver se marchó y regresó a
los tres días muy débil y sin la caja. La había enterrado. Éste les dijo que un
señor iría a por los loros y les daría mil dólares. Ya no despertó”.
Al día siguiente, llegó una caja con una nota
de Carlos. El miná había regresado y se lo enviaba a Jupiter para que el
sr.Claudius no lo encontrara.
Mientras,
los tres chicos habían estado preguntando a sus amigos si sabían de
alguien que preguntase por loros. Con la información recibida sabían que le
faltaba al sr.Claudius dos loros por encontrar. Éstos tenían las direcciones de
los compradores y allí se dirigieron Bob y Pete porque Jupiter tenía que
quedarse en la chatarrería de sus tíos.
Se encontraron con un conocido que no se
llevaba muy bien con ellos (Skinny) y llevaba un loro de cabeza amarilla, le
faltaba un ojo y tenía una cicatriz. El loro dijo una frase al pasar delante de
ellos que Bob anotó.
Se dirigieron a otra dirección. Esta vez
tuvieron más suerte. El hombre les vendió el loro porque sabía que hablaba,
pero no quería. Se lo vendió encantado.
Cuando salieron de la casa vieron que el
coche en el que habían ido no estaba. Una mujer se ofreció a llevarlos. A Pete
la voz le era familiar. La mujer aceleró el camión y en la parte trasera estaba
el sr.Claudius muy enfadado y con un puñal; ellos estaban muy asustados.
Pete
recordó que era la voz de la mujer que les había advertido que se alejasen del
sr.Claudius. Era la mujer de él. Los llamó porque temía que les sucediera algo
malo. El sr.Claudius tenía muy mal genio. Él pensaba que lo espiaba un hombre
francés y que los chicos trabajaban para él. Se disculpó con los chicos y les
contó que necesitaba los loros para encontrar el tesoro del sr.Silver. John
Silver dejó los loros con frases que eran mensajes en clave para que él
encontrase el tesoro. Les empezó a contar la historia…. “John trabajó para él
pero los trabajos le duraban poco por su extraño sentido del humor. Compró un
cuadro de loros por un precio exagerado y el sr.Claudius se enfadó y lo
despidió. John sabía que debajo había una pintura de gran valor y lo escondió
en la caja y se marchó a California. Su última broma era que tenía que
descifrar los mensajes clave con los loros. La idea se le ocurrió porque la
discusión fue por un cuadro de loros.” Pero el sr.Claudius tardó en ir a
California y el tío de Carlos ya había vendido los loros. No estaba intentando
ahogar al tío de Carlos, lo estaba incorporando en la cama porque tosía mucho.
El
sr.Claudius tenía cinco de los siete loros, pero sólo dos habían hablado. Los
chicos decidieron decirles los mensajes que sabían. El sr.Claudius les daría
mil dólares si le ayudaban. Los loros estaban cabizbajos, acurrucados en sus
palos. Decidieron ir a ver al tío de Carlos.
La
casa del tío de Carlos estaba a varios kilómetros del escondite del sr.Claudius
en las montañas. Cuando iban de camino vieron que un coche los seguía. Tuvieron
que acelerar, pero el coche se puso al lado del camión y tuvieron que parar
porque si no los iba a lanzar al precipicio.
El
hombre francés le ordenó al sr.Claudius que le diese los loros. Cuando los
contó le faltaba uno (el que tenia Jupiter en su casa, el miná).
Cuando
se volvieron a reunir los tres chicos el loro llamado Barbanegra dijo una frase
y cuando le decían los nombres de los otros loros iba diciendo sus frases. Era
una grabadora, los miná son mejores habladores que los loros. Les dijo los
siete mensajes. Ahora tenían que saber lo que significaban.
Empezaron
a sacar conclusiones. Las pistas les llevaban a un cementerio situado a más de
dieciséis kilómetros. Era de noche y empezaba a levantarse una espesa niebla.
Cuando estaban intentando levantar un montón de piedras más allá de las tumbas,
apareció el francés. Sus hombres quitaron a los chicos y siguieron buscando
entre las piedras. Uno de ellos encontró la caja de metal. Cuando el francés
abrió la caja sólo encontró un papel que decía:”lo siento, no has estudiado
bien las pistas”. Estaba furioso.
Los
chicos lograron soltarse de sus raptores pero la niebla era muy espesa y no se
veía nada. Iban dejando señales en los árboles para guiarse. Por fin
encontraron el coche y regresaron a casa. Al poco sonó el teléfono y era el
francés que se dio por vencido y se marchaba sin su tesoro a Europa. También
les ofreció los seis loros.
Cuando
colgaron, se quedaron mirando un tubo de metal que cogieron del cementerio para
defenderse. Miraron dentro y ¡¡¡ahí estaba el cuadro!!! Habían recuperado la
obra maestra perdida.
El
sr.Claudius regresó a Inglaterra con la obra maestra, pero antes les pagó la
recompensa de mil dólares.
Júpiter
dio ese dinero al tío de Carlos que regresó a México donde se recupera de sus
problemas de salud.
Carlos
empezó a trabajar en la empresa de alquiler de coches lavándolos y sacando
brillo.
Al
hombre francés lo busca la policía de varios países y sus compinches recibieron
un castigo porque su jefe se fue sin pagarles nada.
HASTA LA PROXIMA AVENTURA
FIN
Alejandro
Escribano Palomares 1ºD
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