martes, 4 de diciembre de 2018

RESUMEN DE LA LECTURA VOLUNTARIA


                       MISTERIO DEL LORO TARTAMUDO
LOS TRES INVESTIGADORES


Los tres investigadores son tres chicos llamados Jupiter, Pete y Bob.
Alfred Hitfield es el jefe de los tres. Les mandó una misión, encontrar el loro del sr.Fentriss que se lo habían robado.
Se dirigieron a la mansión del sr.Fentriss y cuando estaban cerca oyeron pedir auxilio. El sr.Fentriss los estaba apuntando con un arma. Pero cuando los tres chicos se presentaron como los tres investigdores, bajó el arma. Quería encontrar a su loro.
Cuando se marchaban algo no le cuadraba a Jupiter y dieron la vuelta. El grito de auxilio era del verdadero sr.Fentriss, el otro era un impostor.
Entraron en la casa y el verdadero sr.Fentriss estaba atado. Éste era actor y el loro recitaba una frase de Shakespeare en inglés perfecto pero era tartamudo. Esto no se lo dijo a la policía porque no quería que se riesen de él.
Cuando se marcharon, en la carretera encontraron a una señora que había perdido algo. Se acercaron y también le habían robado su loro. Un loro que también recitaba frases.
A ambos les habían vendido sus loros un hombre mexicano que llevaba un asno.
Averiguaron que el falso sr.Fentriss se llamaba Claudius y tenía un deportivo de dos puertas, modelo Ranger.
Los chicos ofrecieron una recompensa si les daban información del coche: pasar un día en el Rolls Royce que tenían alquilado.
Una noche se presentó un chico mexicano llamado Carlos en casa de Jupiter. Había visto el coche del sr.Claudius cuando iba a ver a su tío, que fue el que vendió los loros. Quería la recompensa. Les contó que el sr.Claudius quería esos loros pero su tío ya los había vendido y no sabía a quién porque no sabía leer ni escribir y no pudo hacerles recibo.
Esa noche llamó una mujer advirtiéndoles de que tuvieran cuidado y se alejaran del sr.Claudius.
Los tres chicos y Carlos se dirigieron a casa de su tío. En el interior se oían voces: era el sr.Claudius que estaba ahogándolo. Quería saber donde estaban todos los loros, a quién se los había vendido. Todos corrieron a ayudar al tío de Carlos y entretanto Claudius huyó.
Entre tanto, en la casa apareció una mujer enfadada que quería su dinero porque no era un loro lo que tenía.
Los tres investigadores supieron que se trataba de un miná del Himalaya. Una especie muy valiosa. El miná hablaba de un tesoro sepultado. Pero, el miná salió volando y se les escapó. Carlos les contó la historia de los loros.” Un día, un inglés (sr.Silver) llegó a su casa. No tenía dinero pero llevaba una caja con una fuerte cerradura. Otro  día apareció con siete loros y siete jaulas. Enseñó a hablar a los loros.
Una noche el sr.Silver se marchó y regresó a los tres días muy débil y sin la caja. La había enterrado. Éste les dijo que un señor iría a por los loros y les daría mil dólares. Ya no despertó”.
Al día siguiente, llegó una caja con una nota de Carlos. El miná había regresado y se lo enviaba a Jupiter para que el sr.Claudius no lo encontrara.
Mientras,  los tres chicos habían estado preguntando a sus amigos si sabían de alguien que preguntase por loros. Con la información recibida sabían que le faltaba al sr.Claudius dos loros por encontrar. Éstos tenían las direcciones de los compradores y allí se dirigieron Bob y Pete porque Jupiter tenía que quedarse en la chatarrería de sus tíos.
Se encontraron con un conocido que no se llevaba muy bien con ellos (Skinny) y llevaba un loro de cabeza amarilla, le faltaba un ojo y tenía una cicatriz. El loro dijo una frase al pasar delante de ellos que Bob anotó.
Se dirigieron a otra dirección. Esta vez tuvieron más suerte. El hombre les vendió el loro porque sabía que hablaba, pero no quería. Se lo vendió encantado.
Cuando salieron de la casa vieron que el coche en el que habían ido no estaba. Una mujer se ofreció a llevarlos. A Pete la voz le era familiar. La mujer aceleró el camión y en la parte trasera estaba el sr.Claudius muy enfadado y con un puñal; ellos estaban muy asustados.
Pete recordó que era la voz de la mujer que les había advertido que se alejasen del sr.Claudius. Era la mujer de él. Los llamó porque temía que les sucediera algo malo. El sr.Claudius tenía muy mal genio. Él pensaba que lo espiaba un hombre francés y que los chicos trabajaban para él. Se disculpó con los chicos y les contó que necesitaba los loros para encontrar el tesoro del sr.Silver. John Silver dejó los loros con frases que eran mensajes en clave para que él encontrase el tesoro. Les empezó a contar la historia…. “John trabajó para él pero los trabajos le duraban poco por su extraño sentido del humor. Compró un cuadro de loros por un precio exagerado y el sr.Claudius se enfadó y lo despidió. John sabía que debajo había una pintura de gran valor y lo escondió en la caja y se marchó a California. Su última broma era que tenía que descifrar los mensajes clave con los loros. La idea se le ocurrió porque la discusión fue por un cuadro de loros.” Pero el sr.Claudius tardó en ir a California y el tío de Carlos ya había vendido los loros. No estaba intentando ahogar al tío de Carlos, lo estaba incorporando en la cama porque tosía mucho.
El sr.Claudius tenía cinco de los siete loros, pero sólo dos habían hablado. Los chicos decidieron decirles los mensajes que sabían. El sr.Claudius les daría mil dólares si le ayudaban. Los loros estaban cabizbajos, acurrucados en sus palos. Decidieron ir a ver al tío de Carlos.
La casa del tío de Carlos estaba a varios kilómetros del escondite del sr.Claudius en las montañas. Cuando iban de camino vieron que un coche los seguía. Tuvieron que acelerar, pero el coche se puso al lado del camión y tuvieron que parar porque si no los iba a lanzar al precipicio.
El hombre francés le ordenó al sr.Claudius que le diese los loros. Cuando los contó le faltaba uno (el que tenia Jupiter en su casa, el miná).
Cuando se volvieron a reunir los tres chicos el loro llamado Barbanegra dijo una frase y cuando le decían los nombres de los otros loros iba diciendo sus frases. Era una grabadora, los miná son mejores habladores que los loros. Les dijo los siete mensajes. Ahora tenían que saber lo que significaban.
Empezaron a sacar conclusiones. Las pistas les llevaban a un cementerio situado a más de dieciséis kilómetros. Era de noche y empezaba a levantarse una espesa niebla. Cuando estaban intentando levantar un montón de piedras más allá de las tumbas, apareció el francés. Sus hombres quitaron a los chicos y siguieron buscando entre las piedras. Uno de ellos encontró la caja de metal. Cuando el francés abrió la caja sólo encontró un papel que decía:”lo siento, no has estudiado bien las pistas”. Estaba furioso.
Los chicos lograron soltarse de sus raptores pero la niebla era muy espesa y no se veía nada. Iban dejando señales en los árboles para guiarse. Por fin encontraron el coche y regresaron a casa. Al poco sonó el teléfono y era el francés que se dio por vencido y se marchaba sin su tesoro a Europa. También les ofreció los seis loros.
Cuando colgaron, se quedaron mirando un tubo de metal que cogieron del cementerio para defenderse. Miraron dentro y ¡¡¡ahí estaba el cuadro!!! Habían recuperado la obra maestra perdida.
El sr.Claudius regresó a Inglaterra con la obra maestra, pero antes les pagó la recompensa de mil dólares.
Júpiter dio ese dinero al tío de Carlos que regresó a México donde se recupera de sus problemas de salud.
Carlos empezó a trabajar en la empresa de alquiler de coches lavándolos y sacando brillo.
Al hombre francés lo busca la policía de varios países y sus compinches recibieron un castigo porque su jefe se fue sin pagarles nada.
HASTA LA PROXIMA AVENTURA

                                     FIN 
                            Alejandro Escribano Palomares   1ºD                                                              

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