2º PREMIO DE RELATO DEL IES LEONARDO DA VINCI
DANIELA (2º ESO)
PESADILLA
Miedo. Ese fue el primer sentimiento que sentí al ver ese espantoso orfanato.
La fachada era gris, tenía ventanales y estaba decorado con muchísimas gárgolas. Se notaba desde lejos que aquel edificio era antiguo y un poco (bastante) tenebroso.
Al rato de haber contemplado el orfanato Katmere, una mujer de bastante edad salió a recibirme. Iba vestida con un velo negro y una túnica negra, definitivamente era monja.
-¡Menuda alegría! - dijo aquella monja mientras me daba dos besos como saludo -Me llamo Macy y tú eres Candace, ¿verdad?
-Sí – respondí secamente- Encantada.
-Venga, vamos a pasar. Aquí vas a estar super a gusto, te lo digo yo que llevo aquí desde que era una niña.
La verdad, no sé por qué, pero un escalofrío me recorrió toda la espalda. No sé si fue porque estábamos entrando al orfanato o por miedo a acabar pasando aquí el resto de mis días. ¿De verdad era posible que me quedase allí para siempre?
-Por cierto, siento mucho lo de tus padres- se disculpó Macy mientras me ofrecía una sonrisa bastante sincera.
-No pasa nada, gracias- y le devolví una sonrisa fingida. Es que, ¿cómo podía no fingirla? Llevaba diciendo aquellas cuatro palabras 3 semanas. ¡Pues claro que pasaba!
Yo no tenía que estar allí, yo tenía que estar con mis padres en mi casa. Ellos no tenían que estar muertos por culpa de un camionero borracho que paró de noche en medio de la autovía, ni yo en un orfanato de monjas en medio de la nada.
Al entrar por la puerta del orfanato, quedé asombrada, no tenía nada que ver la decoración de fuera con la de adentro.
El hall estaba decorado con unos arcos preciosos y luminosos. Todo el hall era muy luminoso y grande. También habían varios objetos religiosos como una cruz incrustada en la pared y unos ángeles alrededor del hall.
Un chico pasaba por allí, más o menos de mi edad. Vestía un uniforme de color azul marino y en el lado derecho de la chaqueta había una “K” rodeada por un círculo. Era guapo, bastante guapo pero también misterioso.
-Hudson- llamó Macy a aquel chico, aunque sin ninguna respuesta por parte de él- ¡Hudson!
-¿Qué, qué?- respondió Hudson en un tono borde.
-Mira, ven- Ella es Candace, es nueva en el orfanato y quiero que la ayudes a integrarse.
¿En serio? ¿Un niñero? Creo que era bastante mayorcita como para poder apañármelas sola.
-Soy Hudson, encantado- me estrechó la mano.
-Igualmente- y le devolví el saludo.
-Bueno chicos, yo os dejo solos, que me tengo que ir a hacer cosas. Llévala a la habitación 16- le dijo a Hudson y se fue despidiéndose con la mano.
Y ahí me quedé yo, sola con Hudson, que la verdad parecía un poco borde.
-Ven por aquí, te llevo la maleta- cogió mi maleta y empecé a seguirle- y bueno, ¿por qué estás aquí?
-Mis padres murieron y no tengo mas familia- respondí con soltura, no quería que me diesen el pésame otra vez- ¿Y tú?
-Mi padre me dejó aquí cuando tenía cuatro años, supongo que no supo cuidar de mí cuando mi madre murió- respondió Hudson y sentí que el pecho se me estrujó. También supe que el no quería que le diesen el pésame tampoco- Oye, ¿quedamos en la cafetería para comer? Así después te enseño el instituto.
-¡Claro!- respondí con entusiasmo. ¿Se podría decir que era mi amigo?
-Aquí es, habitación 16. Toma- me dio la llave de la habitación- Nos vemos mas tarde- y así sin más se fue.
La habitación no era muy lujosa, era una habitación para una persona, cosa que agradecí bastante. Había una cama, un armario, una estantería, un escritorio y un baño, lo necesario.
Después de acomodar todas mis cosas, bajé a la cafetería y me senté con Hudson. Estuvimos hablando de todo un poco para conocernos más.
-Bueno, ¿y qué te gusta hacer en tu tiempo libre?- me preguntó Hudson.
-Normalmente leer- le respondí- ¿Hay alguna biblioteca por aquí?
-Sí- me respondió- Ven, vamos.
Nos levantamos y fuimos allí. Cuando llegamos inspeccioné un poco la biblioteca, era una biblioteca como cualquier otra.
-Bueno, yo me voy- me dijo Hudson- tengo entrenamiento.
Se despidió y se marchó.
Yo cogí un libro y me dispuse a leer. Al cabo de unas dos horas, me aburrí de leer y me puse a investigar la biblioteca.
En la recepción había una mujer con dos gatos de peluche y me sonrió. Todo era normal, hasta que vi un libro que sobresalía de una estantería y cuando iba a cogerlo se abrió una puerta. Pensé en no meterme, pero no tenía nada que perder.
Me introduje por aquel pasillo que estaba decorado por muchísimos murciélagos y gárgolas. Era espantoso así que decidí volver, pero cuando intenté salir, la puerta se cerró.
Cegada por el pánico empecé a correr hacía dentro del pasillo buscando una salida hasta que llegué a una cueva sin salida. Y justo cuando pensé que la cosa no podía ir a peor, aparecieron Hudson y Macy con un puñal en la mano.
-Lo siento Candace, es nuestro deber- dijo Macy.
Entonces me cogieron y justo cuando me iban a clavar el puñal, escuché la voz de mi madre y desperté.
¡Todo había sido un sueño! Agradecí despertarme pero luego lo odié, tenía que ir a clase.
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