Ejemplo
de comentario de un texto poético
Romance del Prisionero
1 Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
5 cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor,
sino yo, triste, cuitado,
10 que vivo en esta prisión,
que ni sé cuándo es de día,
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
15 Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.
El
texto que se nos propone comentar pertenece al Romancero viejo, recopilación de
romances compuestos hasta el siglo XV y que pertenecen a la lírica popular. Se
titula “Romance del Prisionero” y es anónimo, es decir, desconocemos quién es
su autor. Probablemente nos hallemos ante un testimonio completo (no
fragmentado) de un romance transmitido oralmente a partir de un episodio
legendario o a partir de una creación popular cuyo origen exacto desconocemos.
El
tema principal del poema es el lamento de un prisionero obligado a un
cautiverio que contrasta con el florecimiento de la primavera.
Uno
de los temas secundarios que hallamos mediante la lectura atenta del poema se
enmarca dentro de la plenitud de la primavera (versos 1-8), época en la que,
según el poeta, hace calor, los trigos se fortalecen ante la inminente cosecha,
los campos están floridos, cantan la calandria y el ruiseñor y los enamorados
sienten con más fuerza su amor. Este ambiente evocado por el preso contribuye a
dar un mayor realce a su melancolía, a la nostalgia del mundo, apenas percibido
desde la soledad y la oscuridad de una celda.
La
estructura interna del poema, que atiende al significado de éste, puede
dividirse en dos grandes apartados. El primero (vv. 1-8) trata sobre el
ambiente evocado por el cautivo: hace calor, los trigos se fortalecen ante la
inminente cosecha, los campos están floridos, cantan la calandria y el ruiseñor
y los enamorados sienten con más fuerza su amor; el poeta nos conduce a un
ambiente idílico y hermoso. El segundo apartado (vv. 9-16) desarrolla el
lamento del preso, así como nos evoca un episodio culminante en su sufrimiento,
como es la muerte de la avecilla que comunicaba cuándo era de día o de noche. El cautivo se lamenta de ello y termina deseando “mal galardón” al ballestero que mató a la avecilla, como una señal
del fin de aquello que era lo último que quedaba entre él y el mundo florido de
la primavera, que no es más que el símbolo de la libertad.
En
cuanto a la estructura externa o forma, el poema está formado por 16 versos
octosílabos sin distinción de estrofas. Los versos pares son en principio
heptasílabos, pero sufren el añadido de una nueva sílaba al acabar en palabra
aguda. Abundan las sinalefas (por ejemplo en los versos 1 y 4). Existe una
excepción en el verso 2 “cuando hace la
calor”, en el que, para mantener la regularidad del cómputo silábico, se
elude la sinalefa “cuando hace” que
permite recitar un verso octosílabo. La rima es asonante en los pares y quedan
libre los impares; su estructura estrófica (-a-a-a-a) muestra que es un
romance.
El
poema presenta una interesante serie de figuras retóricas y recursos
estilísticos que contribuyen a reforzar el carácter literario del texto. Hay,
en efecto, figuras propias del recitado y de la fonología; no debemos olvidar
el carácter eminentemente oral de los romances. Así, el ritmo y la tensión
dramática se logra mediante la aliteración de los sonidos c-a “cuando canta la calandria” (v. 5) o la
reiterada anáforade “cuando” al comienzo de varios versos (2, 3, 5, 7): “cuando hace la calor / cuando los trigos
encañan... cuando canta la calandria...cuando los enamorados” o la anáfora
de “que” en los versos 10,11,14 “que vivo
en esta prisión / que ni sé cuándo es de día... que me cantaba al albor”. Asimismo,
un claro efecto en el oyente produce el hipérbaton y la repetición inicial: “Que por mayo era por mayo”, así como
los paralelismos (canta la calandria /
responde el ruiseñor) rotos en ocasiones por quiasmos o cruces de elementos (los trigos encañan / están los campos...
cuándo es de día / cuándo las noches son).
El
asíndeton de “sino yo, triste, cuitado” refuerza el contraste con los versos
iniciales, mucho más alegres, con la expresión y el tono más triste de los
versos posteriores, en consonancia con la estructura interna del poema, según
la cual vimos que había dos partes en cuanto al contenido.
Por
otro lado, la personificación de “responde
el ruiseñor” (v. 6), junto al
protagonismo concedido a los personajes animales (la calandria, el ruiseñor, la
avecilla) contribuye a resaltar la soledad de un hombre que sólo puede
comunicarse con el mundo por medio de pájaros que son el símbolo más típico de
la libertad.
En
conclusión, el Romance del Prisionero recoge el lamento de un cautivo en
contraste con la primavera que le rodea pero que, pese a toda su plenitud, no
puede disfrutar. La tristeza del condenado se ve acrecentada por la muerte de
la avecilla que le traía una información básica sobre los días y las noches. El
tema es muy típico de la literatura popular, y lo conocemos por la lectura de
otros romances, como el del Conde Arnaldos: el anhelo de libertad, representado
en el encadenamiento simbólico del hombre, en el recurso a las imágenes de
pájaros libres y enamoradizos, en claro contraste con el arma cruel del
ballestero y la soledad del cautiverio. La primavera nos habla del amor. Sin
amor ni libertad, ¿puede el hombre enfrentarse al mundo? Si no hay amor ni
libertad, la imagen más adecuada es la del preso que no puede distinguir la
belleza ni en el más bello día de la primavera.
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