jueves, 1 de octubre de 2020

 

Ejemplo de comentario de un texto poético

 

Romance del Prisionero

                                                       

 

1       Que por mayo era, por mayo,

        cuando hace la calor,

        cuando los trigos encañan

        y están los campos en flor,

5       cuando canta la calandria

        y responde el ruiseñor,

        cuando los enamorados

        van a servir al amor,

        sino yo, triste, cuitado,

10      que vivo en esta prisión,

        que ni sé cuándo es de día,

        ni cuándo las noches son,

        sino por una avecilla

        que me cantaba al albor.

15      Matómela un ballestero;

        déle Dios mal galardón.

 

El texto que se nos propone comentar pertenece al Romancero viejo, recopilación de romances compuestos hasta el siglo XV y que pertenecen a la lírica popular. Se titula “Romance del Prisionero” y es anónimo, es decir, desconocemos quién es su autor. Probablemente nos hallemos ante un testimonio completo (no fragmentado) de un romance transmitido oralmente a partir de un episodio legendario o a partir de una creación popular cuyo origen exacto desconocemos.

 

El tema principal del poema es el lamento de un prisionero obligado a un cautiverio que contrasta con el florecimiento de la primavera.

Uno de los temas secundarios que hallamos mediante la lectura atenta del poema se enmarca dentro de la plenitud de la primavera (versos 1-8), época en la que, según el poeta, hace calor, los trigos se fortalecen ante la inminente cosecha, los campos están floridos, cantan la calandria y el ruiseñor y los enamorados sienten con más fuerza su amor. Este ambiente evocado por el preso contribuye a dar un mayor realce a su melancolía, a la nostalgia del mundo, apenas percibido desde la soledad y la oscuridad de una celda.

 

La estructura interna del poema, que atiende al significado de éste, puede dividirse en dos grandes apartados. El primero (vv. 1-8) trata sobre el ambiente evocado por el cautivo: hace calor, los trigos se fortalecen ante la inminente cosecha, los campos están floridos, cantan la calandria y el ruiseñor y los enamorados sienten con más fuerza su amor; el poeta nos conduce a un ambiente idílico y hermoso. El segundo apartado (vv. 9-16) desarrolla el lamento del preso, así como nos evoca un episodio culminante en su sufrimiento, como es la muerte de la avecilla que comunicaba cuándo era de día o de noche. El cautivo se lamenta de ello y termina deseando “mal galardón” al ballestero que mató a la avecilla, como una señal del fin de aquello que era lo último que quedaba entre él y el mundo florido de la primavera, que no es más que el símbolo de la libertad.

 

En cuanto a la estructura externa o forma, el poema está formado por 16 versos octosílabos sin distinción de estrofas. Los versos pares son en principio heptasílabos, pero sufren el añadido de una nueva sílaba al acabar en palabra aguda. Abundan las sinalefas (por ejemplo en los versos 1 y 4). Existe una excepción en el verso 2 “cuando hace la calor”, en el que, para mantener la regularidad del cómputo silábico, se elude la sinalefa “cuando hace” que permite recitar un verso octosílabo. La rima es asonante en los pares y quedan libre los impares; su estructura estrófica (-a-a-a-a) muestra que es un romance.

 

El poema presenta una interesante serie de figuras retóricas y recursos estilísticos que contribuyen a reforzar el carácter literario del texto. Hay, en efecto, figuras propias del recitado y de la fonología; no debemos olvidar el carácter eminentemente oral de los romances. Así, el ritmo y la tensión dramática se logra mediante la aliteración de los sonidos c-a “cuando canta la calandria” (v. 5) o la reiterada anáforade “cuando” al comienzo de varios versos (2, 3, 5, 7): “cuando hace la calor / cuando los trigos encañan... cuando canta la calandria...cuando los enamorados” o la anáfora de “que” en los versos 10,11,14 “que vivo en esta prisión / que ni sé cuándo es de día... que me cantaba al albor”. Asimismo, un claro efecto en el oyente produce el hipérbaton y la repetición inicial: “Que por mayo era por mayo”, así como los paralelismos (canta la calandria / responde el ruiseñor) rotos en ocasiones por quiasmos o cruces de elementos (los trigos encañan / están los campos... cuándo es de día / cuándo las noches son).

El asíndeton  de “sino yo, triste, cuitado” refuerza el contraste con los versos iniciales, mucho más alegres, con la expresión y el tono más triste de los versos posteriores, en consonancia con la estructura interna del poema, según la cual vimos que había dos partes en cuanto al contenido.

Por otro lado, la personificación de “responde el ruiseñor” (v. 6), junto al protagonismo concedido a los personajes animales (la calandria, el ruiseñor, la avecilla) contribuye a resaltar la soledad de un hombre que sólo puede comunicarse con el mundo por medio de pájaros que son el símbolo más típico de la libertad.

 

En conclusión, el Romance del Prisionero recoge el lamento de un cautivo en contraste con la primavera que le rodea pero que, pese a toda su plenitud, no puede disfrutar. La tristeza del condenado se ve acrecentada por la muerte de la avecilla que le traía una información básica sobre los días y las noches. El tema es muy típico de la literatura popular, y lo conocemos por la lectura de otros romances, como el del Conde Arnaldos: el anhelo de libertad, representado en el encadenamiento simbólico del hombre, en el recurso a las imágenes de pájaros libres y enamoradizos, en claro contraste con el arma cruel del ballestero y la soledad del cautiverio. La primavera nos habla del amor. Sin amor ni libertad, ¿puede el hombre enfrentarse al mundo? Si no hay amor ni libertad, la imagen más adecuada es la del preso que no puede distinguir la belleza ni en el más bello día de la primavera.

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